Asomega vuelve a tender un puente entre la música y la esperanza. El próximo 13 de diciembre, a las 12 h., el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid acogerá la edición 2025 del concierto benéfico de Navidad de Grupo A Contraluz, esta vez con una misión clara y emocionante: llevar ayuda sanitaria al Sáhara Occidental.
Pincha sobre la imagen para ver el cartel completo.
Asomega Axuda sabe bien lo que significa convertir el arte en herramienta de cambio. En junio de 2024, más de 600 personas abarrotaron el auditorio del Colegio San Agustín de Madrid en un concierto que fue pura magia: un lleno absoluto de cariño, risas y canciones coreadas que permitió a los jóvenes de los Peregrinos de Marte cumplir su sueño de recorrer el camino de Santiago con DisCamino. Fue un éxito rotundo, una tarde imborrable en la que cada nota sirvió para hacer realidad la ilusión de decenas de chicos con discapacidad intelectual.
Ahora, con esa experiencia en el corazón y una energía renovada, Asomega impulsa un nuevo reto solidario junto con dos organizaciones que atesoran experiencia sobre el terreno: Fundación Recover y la Oficina de Acción Solidaria de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Juntos, y en colaboración con la Xunta de Galicia, canalizarán los beneficios del concierto para fortalecer proyectos de salud en los campamentos saharauis, donde la atención médica es una necesidad urgente y diaria.
🎵 LAS CLAVES DEL CONCIERTO🎵
📅 Sábado, 13 de diciembre de 2025, 12:00 h 📍Nuevo Teatro Alcalá, Calle Jorge Juan 62, Madrid 💶 Precio: 14,50 € 🎟️ Entradas:Compra aquí 🅿️ Parking cercano:Ver en Google Maps 💝 FILA CERO: ES74-2100-0793-0413-0020-1137
A Contraluz, ese grupo coral de más de cuarenta músicos no profesionales que hace dos décadas decidió dedicar su talento a ayudar a los demás, promete de nuevo un repertorio vibrante, cercano y cargado de emoción.
Su propuesta va mucho más allá de la música: es una invitación a compartir un rato de felicidad colectiva mientras se contribuye a cambiar vidas. Porque, como ellos mismos expresan, solo se transmite tanto entusiasmo cuando se siente de verdad, y solo se puede contagiar tanta alegría cuando uno mismo disfruta sobre el escenario.
Este concierto es la oportunidad perfecta para llenar el teatro, disfrutar de una mañana diferente en plena Navidad y sumar voluntades en torno a una causa noble. Y para quienes no puedan acudir, la fila 0 está ya abierta: cada aportación cuenta, cada gesto multiplica el impacto. La música tiene el poder de unirnos y de recordarnos que, cuando ponemos el corazón, todo es posible. Para ello, se pueden hacer las aportaciones en esta cuenta bancaria a nombre de la Asociación de Médicos Gallegos: ES74-2100-0793-0413-0020-1137.
Durante su rotación, Urcelay ha tenido la oportunidad de profundizar en el área de glaucoma, asistiendo a consultas y quirófanos y participando en las actividades del servicio. Esta experiencia le ha permitido ampliar conocimientos en una subespecialidad clave y consolidar su formación como futura especialista.
Graduada en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Amaia Urcelay eligió Ourense para realizar su residencia por “la excelente formación quirúrgica y el ambiente humano del servicio”. Su paso por el Clínico madrileño ha supuesto una oportunidad para ampliar conocimientos y aprender de especialistas con amplia experiencia, reforzando así su desarrollo profesional.
Julián García Feijóo, miembro de la Junta Directiva de Asomega y jefe de Servicio de Oftalmología del hospital madrileño, ha felicitado en su cuenta de Linkedin a Amaia "por su compromiso, ilusión y ganas de aprender", y ha asegurado que, "junto con Asomega, seguiremos impulsando el talento y la formación en Oftalmología".
La convocatoria de la próxima beca, que alcanzará su quinta edición, se conocerá en las próximas semanas. De nuevo, se invitará a los residentes interesados a postularse para esta iniciativa que incluye una bolsa de 2.000€ para una estancia formativa en el mencionado Servicio de Oftalmología del centro hospitalario madrileño. Con esta iniciativa, la asociación reafirma su compromiso con la formación médica, el intercambio de conocimiento y el impulso del talento gallego en el ámbito sanitario.
La intervención de Alberto Fernández-Villar, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Álvaro Cunqueiro y profesor de la Universidad de Vigo, en la jornada de la Academia Asomega "Trayectoria y Vida" celebrada en Santiago se convirtió en un mensaje directo a los estudiantes de Medicina que llenaban la sala. Con la serenidad de quien lleva décadas acompañando a pacientes respiratorios, abrió su charla con una afirmación clara: “La Medicina es una ciencia social”, y como tal tiene la obligación de señalar los problemas y ayudar a resolverlos.
Uno de los ejes de su intervención fue la EPOC, una patología muy presente en su práctica clínica. A partir de ella quiso mostrar a los estudiantes que la enfermedad no puede separarse de la vida de quien la padece.
Explicó que la EPOC no es únicamente un problema de tabaco, sino una patología atravesada por desigualdades, vulnerabilidad y entornos de vida difíciles. Recordó que muchos pacientes llegan tarde al diagnóstico y que, según los datos epidemiológicos, “tres de cada cuatro pacientes con EPOC están sin diagnosticar”, una realidad que condiciona de forma decisiva su evolución.
Ver lo que no aparece en la historia clínica
El neumólogo marinense subrayó que la práctica clínica exige aprender a detectar lo invisible: la soledad, la dependencia, la pobreza energética, la falta de apoyos o la imposibilidad real de cumplir los tratamientos.
Señaló que existen pacientes que, aun con una obstrucción pulmonar moderada, evolucionan peor porque viven en situaciones límite. Y fue tajante: “Los problemas sociales influyen más que la propia obstrucción.”
De ahí su insistencia en que el papel del médico incluye comprender el contexto: lo que rodea al paciente, lo que no aparece en la prueba diagnóstica, lo que permanece oculto porque da vergüenza contarlo o porque se considera “normal”.
Una llamada a implicarse
Fernández-Villar animó a los jóvenes a adoptar una forma de ejercer que combine competencia técnica y sensibilidad social. Defendió que un buen médico trata la enfermedad, pero que uno verdaderamente completo atiende también al paciente que la sufre y a las circunstancias que la condicionan.
En la parte final quiso dejar un mensaje para quienes están construyendo su identidad profesional. Aseguró que el acto de diagnosticar no culmina nada, sino que abre un camino que el médico debe recorrer con el paciente. Y que “para ser un buen médico hay que tratar la enfermedad, pero para ser un gran médico hay que tratar al paciente que tiene la enfermedad y modular su entorno”.
Con ese cierre, Fernández-Villar ofreció a los estudiantes una lección que trascendía la Neumología: la necesidad de una medicina capaz de entender a la persona, su historia y su entorno. Una medicina que escucha, acompaña y reconoce que la salud no depende solo del órgano enfermo, sino también del mundo en el que ese órgano respira.
Marisa Crespo Leiro defendió la necesidad de una cardiología “que acompañe al paciente a lo largo de todo su proceso vital”, en la jornada Trayectoria y vida, organizada por la Academia Asomega que dirigen Ángel Carracedo y Luz Couce, y de la que la cardióloga forma parte. Ante un auditorio de estudiantes y residentes, la jefa de la Sección de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante Cardiaco del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) desgranó los fundamentos fisiológicos del corazón y las claves clínicas para preservar su función, integrando prevención, tratamiento y educación sanitaria.
Marisa Crespo durante su intervención en la jornada Trayectoria y Vida de la Academia Asomega.
“El corazón es un órgano muy importante de nuestro cuerpo, porque cuando se para todo se detiene, y eso es así. Pero lo más importante es que tiene muchísimas oportunidades terapéuticas”, comentó la especialista, subrayando la enorme capacidad de la medicina cardiovascular para ofrecer soluciones incluso en estadios avanzados.
Durante su exposición, Crespo describió de manera didáctica el funcionamiento del corazón y los mecanismos de la insuficiencia cardíaca, “la incapacidad del corazón para bombear suficiente sangre para abastecer las necesidades del cuerpo”. Explicó cómo distintas cardiopatías —isquémicas, valvulares, miocardiopatías o congénitas— pueden conducir a ese síndrome, y recordó que la mayoría de los factores de riesgo “son modificables y tratables”.
La doctora hizo hincapié en la responsabilidad compartida entre el equipo clínico y el propio paciente: “Decimos al paciente que vivir con insuficiencia cardíaca no es vivir con una espada de Damocles, sino entenderla. Y así, conviviendo con ella, se sabe cuándo estar atento a algo que cambia y prevenir complicaciones”. En definitiva, el autocuidado y la educación son tan importantes como la farmacología o los dispositivos.
Durante su intervención también compartió su experiencia en terapias avanzadas, desde los trasplantes cardíacos hasta la asistencia ventricular mecánica, que permite a muchos pacientes mantener una buena calidad de vida. Recordó con emoción que en el Chuac implantaron en 2014 el primer dispositivo de asistencia ventricular izquierda de larga duración en Galicia, “un éxito de equipo y de tecnología al servicio de las personas”.
Crespo Leiro concluyó su exposición con un mensaje inspirador para los jóvenes médicos: “Tengo la suerte de trabajar en una especialidad que me ha dado un sinfín de satisfacciones, porque ayuda al paciente a aumentar su vida y a mejorar su calidad de vida”, afirmó.
Cardióloga de referencia a nivel nacional
Precisamente la trayectoria y liderazgo de Marisa Crespo han sido reconocidos recientemente con su nombramiento como vicepresidenta de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), dentro de la nueva directiva presidida por Ignacio Fernández Lozano. Desde este cargo, la cardióloga gallega impulsará líneas estratégicas para modernizar la organización, incorporar la inteligencia artificial a la práctica clínica y fomentar un enfoque más humano en la atención al paciente cardiológico.
Con esta doble faceta —la divulgadora apasionada y la líder científica—, Marisa Crespo se consolida como una de las voces más influyentes de la cardiología española, y como ejemplo de compromiso entre la ciencia, la innovación y el cuidado de las personas.
La doctora ha liderado logros pioneros en Galicia, como la ya mencionada colocación del primer dispositivo de asistencia ventricular izquierda de larga duración en el Chuac y el desarrollo de un programa avanzado de trasplantes que la sitúa entre los centros más activos de España. Su trabajo combina innovación tecnológica con atención multidisciplinar centrada en el paciente, reforzando la prevención y el tratamiento de la insuficiencia cardíaca.
Con su incorporación a la cúpula de la SEC, Marisa Crespo refuerza la visibilidad de Galicia en la cardiología española y contribuirá a definir las líneas maestras de investigación, innovación y práctica clínica en los próximos años, consolidando la excelencia de la asistencia cardiovascular en el país.
La profesora Luz Couce, directora científica del IDIS, catedrática de la USC y subdirectora de la Academia Asomega, inauguró la jornada “Trayectoria y Vida” con una ponencia que unió ciencia, experiencia y emoción. “La salud del adulto comienza a cuidarse desde el periodo fetal”, afirmó, recordando que los primeros mil días de vida determinan en gran parte el futuro metabólico.
Luz Couce, en la inaguración de la jornada, sentada entre el presidente de Asomega, Julio Ancochea, y el conselleiro de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño.
Durante ese tiempo se produce la llamada programación metabólica, explicó Couce: “Las enfermedades metabólicas del adulto tienen, en muchos casos, su origen en etapas críticas del desarrollo. La desnutrición o la sobrealimentación materna pueden condicionar la obesidad, la hipertensión o la diabetes de sus hijos décadas más tarde.”
Couce defendió que el neonatólogo debe implicarse desde el embarazo, colaborando con obstetras y especialistas en medicina fetal. “Cuidar la salud de la madre es cuidar la del hijo, y por extensión, la de la sociedad”, señaló.
Subrayó los avances que han revolucionado la atención prenatal y neonatal: la administración de corticoides y sulfato de magnesio para mejorar la maduración pulmonar, la ventilación no invasiva y la monitorización cerebral por espectroscopia. “El objetivo no es que el neonato viva a toda costa, sino que lo haga con la menor morbilidad posible”, resumió la experta.
Humanismo y tecnología en la UCI neonatal
A lo largo de su intervención, Couce combinó rigor clínico y sensibilidad. Recordó que la presencia de los padres en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales es ahora parte esencial de la asistencia: “Lo que antes se veía a través de un cristal hoy sería impensable. Los padres están 24 horas con su hijo, y eso mejora su neurodesarrollo y su estabilidad emocional.”
Reivindicó, además, la importancia de los cuidados centrados en el desarrollo, la técnica canguro y el contacto piel con piel desde las primeras horas de vida.
La profesora destacó iniciativas pioneras como el Banco de Leche Materna de Santiago, primer centro en España con certificación UNE de seguridad del paciente, y el impulso a una nutrición personalizada entendida como “parte del tratamiento, no solo de la alimentación”. También subrayó la relevancia de la genética neonatal y las técnicas de secuenciación masiva para el diagnóstico precoz de enfermedades raras y metabólicas.
En el ámbito educativo, puso en valor la Escuela de Familias, un programa galardonado que ofrece formación práctica sobre porteo ergonómico, reanimación básica o apego. “Los padres informados participan mejor y se sienten más seguros. Esa confianza también cura”, afirmó.
Galicia, referente europeo en resultados
Luz Couce respaldó su mensaje con datos: Galicia registra una mortalidad neonatal de 1,79 por mil, una cifra inferior a la media española y comparable a la de los países nórdicos. “Debemos sentirnos orgullosos. Galicia cuenta con unidades de nivel tres y con los mayores estándares de calidad, seguridad y humanización”, destacó.
La directora científica del IDIS cerró su intervención con una reflexión que resume su filosofía médica: “La adaptación del recién nacido a la vida extrauterina y el manejo de su evolución posterior es crucial para asegurar la salud futura. Nuestro objetivo es que el neonato, el niño y el adulto vivan y se desarrollen sin problemas.”
Con una exposición clara y apasionada, la subdirectora de la Academia Asomega reafirmó que el futuro de la medicina se construye en los primeros latidos de la vida, donde la ciencia y el humanismo se dan la mano.
El profesor Ángel Carracedo cerró la jornada “Trayectoria y Vida” de la Academia Asomega con una intervención que combinó ciencia, emoción y sentido común. Habló, como él mismo dijo, de lo que salía "del alma”, agradeciendo la invitación “a esta reunión tan bonita, de la que uno sale con muchas lecciones aprendidas”.
Ángel Carracedo.
Carracedo, referente internacional en genética, se alejó de los tecnicismos para compartir su trayectoria y ofrecer un mensaje vital: la medicina del futuro debe ser tan humana como científica. “En tiempos de inteligencia artificial, lo esencial es reforzar la relación médico-paciente. La sonrisa y la empatía curan tanto como los fármacos”, afirmó.
Defendió con claridad que los planes de estudio en Medicina “deben cambiar radicalmente”, para dar más peso al contacto real con el paciente y al aprendizaje vivencial: “Las facultades no pueden ser academias MIR. Hay que formar personas, no solo aprobar exámenes”.
Su intervención fue un viaje por la pasión de toda una vida dedicada a la genética, pero sobre todo una reflexión sobre las decisiones y los giros que marcan el camino. “No tengáis miedo a cambiar. Si una especialidad no os llena, buscad otra. Lo importante es la ilusión, porque solo así seréis felices y haréis felices a vuestros pacientes”.
Recordó con humor sus propios comienzos: desde su duda inicial sobre dedicarse a la medicina forense hasta su formación en Uppsala, Suecia, donde “dejé la zona de confort y aprendí más del reto que del resultado”. De regreso a Galicia, impulsó la Fundación de Medicina Genómica y lidera hoy el Proyecto Genoma Galicia, que calificó como “una oportunidad enorme para anticiparse a la enfermedad y transformar nuestra sanidad”.
Pero si algo dejó claro Carracedo es que, más allá del ADN, el auténtico código que define a un buen médico es el humano. “No somos solo genes, somos también ambiente, cariño y contacto. Está demostrado científicamente que el afecto tiene efecto terapéutico”.
Para cerrar, compartió una anécdota de su esposa, intensivista: “Una noche llegó agotada tras una guardia de Navidad. Mi hijo le dijo: ‘Mamá, ¿te compensa?’ Y ella respondió: ‘He perdido uno, salvé a dos y consolé a todos. Y eso me compensa por un millón’. Si pensáis así, estáis en el buen camino”.
Con esa mezcla de sabiduría, sentidiño y calidez gallega, Carracedo dejó al auditorio con la sensación de haber asistido a una clase magistral de vida más que de ciencia.
Santiago de Compostela ha sido escenario este 11 de octubre del primer acto público de la Academia Asomega, en el que médicos gallegos de distintas generaciones han compartido con estudiantes, residentes y adjuntos jóvenes las claves para un desarrollo profesional pleno. En el encuentro, titulado “Trayectoria y Vida”, se generó un ambiente de transmisión de valores donde el hilo conductor fue el papel decisivo de las relaciones humanas en la evolución profesional. Los estudiantes de Medicina de la Facultad de Santiago llenaron el auditorio de Abanca, pero a través del streaming se lanzó el mensaje de la jornada a todos los profesionales de la salud gallegos que ejercen dentro y fuera de su tierra.
Julio Ancochea, presidente de Asomega, inaugura la jornada "Trayectoria y vida" ante una sala repleta de estudiantes de Medicina.
Desde el arranque se percibió que el centro de la jornada no era solo el conocimiento técnico, sino el proceso vital de convertirse en médico: “Galicia es raíz, memoria y horizonte”, expresó Julio Ancochea, presidente de Asomega, y esa mirada colectiva se contagió al auditorio, ilustrando que la identidad profesional se forja tanto en los pasillos de la facultad como en los vínculos que uno va tejiendo a lo largo de los años, en el hospital, en estancias internacionales o en el trabajo en equipo.
Ancochea insistió en que Asomega no es un club, sino una familia que mantiene vivo el latido gallego y procura que nadie camine solo. En ese sentido, destacó el decálogo que orienta su labor médica y que incluye valores como respeto a la vida y dignidad de las personas, inteligencia emocional, trabajo en equipo, generosidad, humanismo y compromiso con la formación y el paciente. En sus palabras resonó la certeza de que el éxito profesional depende tanto de la competencia científica como de la actitud y de la capacidad de armar una historia personal que se va definiendo con cada paso, cada relación y cada experiencia.
Inauguración del evento. En la mesa: Julio Ancochea, presidente de Asomega; Luz Couce, subdirectora de la Academia Asomega; Antonio Gómez Caamaño, conselleiro de Sanidade; y Ángel Carracedo, director de la Academia Asomega.
Un camino que se construye desde el primer paso
La intervención de la profesora Luz Couce fue esencial para recalcar que la excelencia médica no puede desligarse de la capacidad de abrir caminos y de acompañar a quienes empiezan. Ella, como promotora de la jornada y subdirectora de la Academia, agradeció la generosidad de los ponentes y subrayó la importancia de construir una atención integral y humana desde el inicio de la formación.
Además, puso el foco en la continuidad del aprendizaje y en la necesidad de generar espacios donde compartir experiencias y dudas, proyectando así que la suma de vivencias e interacciones define la identidad profesional.
Luz Couce, directora científica del IDIS y subdirectora de la Academia Asomega, durante la inauguración.
En esta misma línea Ángel Carracedo, director de la Academia, celebró el papel de Asomega como punto de encuentro para gallegos dentro y fuera de la comunidad, y animó a mantener ese vínculo, reconociendo que la trayectoria médica no es lineal sino mosaico de colaboraciones, desde la facultad hasta los foros internacionales.
La intervención del conselleiro de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño, enlazó con este espíritu colectivo. Resaltó el compromiso de Asomega en la promoción de una "Medicina excelente, humana y gallega", y subrayó la calidad del sistema sanitario gallego, líder en cribado neonatal, protección cardiovascular y referencia en trasplantes, al tiempo que puso sobre la mesa el proyecto Genoma Galicia como ejemplo de innovación y punto de partida para futuras políticas de salud individual y colectiva.
El conselleiro de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño.
Ciencia y humanismo
Durante toda la jornada "Trayectoria y vida", las ponencias abordaron temas que iban de la neonatología (con Luz Couce) y la salud cardiovascular (ponencia a cargo de Marisa Crespo) a la medicina familiar y comunitaria (con Cristina Margusino y Lorenzo Armenteros), pasando por el impacto social en las enfermedades respiratorias (Alberto Fernández-Villar), la internacionalización de la carrera médica (Andrés Rodríguez Lorenzo) y la relevancia de la dieta y los hábitos sostenibles (Ana Arias).
Arriba: Marisa Crespo, Alberto Fernández-Villar, Cristina Margusino. Debajo: Lorenzo Armenteros, Ana Arias y José María Suárez Quintanilla.
Pero más allá de los contenidos científicos, lo que quedó en el ambiente fue la convicción de que los aprendizajes más profundos emanan de los vínculos y de la capacidad para escuchar y acompañar. A esto último se refirió de una manera muy cercana y emocionante el profesor de Odontología de la USC José María Suárez Quintanilla, que insistió en la necesidad de trabajar la empatía y la cercanía al paciente.
Respecto a la construcción de vínculos, las ponencias de Andrés Rodríguez Lorenzo y Ángel Carracedo fueron clave. El primero, ejemplo vivo de gallego en la diáspora, describió su trayectoria personal y profesional y su actual desempeño como responsable de cirugía plástica reconstructiva en el Hospital de Uppsala (Suecia). Por su parte, Carracedo decidió adaptar el contenido de su charla al tono general propuesto en la jornada y al público allí presente y, en vez de hablar de genética, se centró en explicar su propia evolución desde que era estudiante de Medicina. Insistió en que las decisiones que uno toma en la vida casi nunca son definitivas sino que la propia trayectoria vital brinda oportunidades para que uno vaya encontrando su lugar.
Ángel Carracedo.
En la clausura, el recuerdo al profesor Aniceto Charro, fundador y presidente de honor de Asomega recientemente fallecido, otorgó un tono de gratitud y reconocimiento colectivo, enfatizando que la construcción de la profesión es también un ejercicio de memoria y homenaje. Tanto Ancochea como Couce y Carracedo subrayaron el valor del legado, del trabajo compartido y la importancia de multiplicar estos encuentros, para que los médicos gallegos, estén donde estén y ejerzan donde ejerzan, sigan creciendo juntos y reforzando su red de apoyo.
Lejos de las frases grandilocuentes, la jornada, celebrada con el apoyo de AstraZeneca y el mecenazgo de Grupo Coren, transmitió que cada relación construida y cada experiencia compartida se convierte en un pilar de la trayectoria profesional, y que el futuro de la medicina gallega se cimenta tanto en la suma de estas historias como en la voluntad de seguir caminando juntos.
Varios de los ponentes posan tras finalizar el evento: José María Suárez Quintanilla, Julio Ancochea, Marisa Crespo, Ángel Carracedo, Luz Couce y Lorenzo Armenteros.
El próximo 11 de octubre, el Auditorio Abanca de Santiago de Compostela acogerá la jornada “Trayectoria y Vida”, organizada por la Academia Asomega. Dirigida a estudiantes de Medicina, residentes y jóvenes adjuntos, esta cita busca algo más que transmitir conocimientos: ofrecer referentes, experiencias y orientación para construir una carrera profesional sólida sin perder el equilibrio personal.
Los ponentes de "Trayectoria y vida": Ángel Carracedo, Julio Ancochea, Luz Couce, Marisa Crespo, Alberto Fernández Villar, Lorenzo Armenteros y Cristina Margusino, Andrés Rodríguez Lorenzo, Gumersindo Feijoo y José María Suárez Quintanilla.
El programa combina disciplinas diversas. La neonatóloga Luz Couce (principal impulsora del proyecto), el neumólogo Alberto Fernández Villar o los médicos de familia Cristina Margusino y Lorenzo Armenteros acercarán la sensibilidad de la atención temprana, el reto de las enfermedades respiratorias crónicas y la importancia de la medicina de proximidad. El cirujano Andrés Rodríguez Lorenzo aportará su visión internacional desde Suecia, mientras que genética con Ángel Carracedo, nutrición con Gumersindo Feijoo, cardiología con Marisa Crespo y salud oral con José María Suárez Quintanilla completan un enfoque integral.
“Queremos compartir referentes que inspiren a los médicos del futuro”, afirma Julio Ancochea, presidente de Asomega, quien define la jornada como “un punto de encuentro entre generaciones” en el que médicos consolidados transmiten su experiencia a quienes comienzan. En su opinión, la medicina no debe entenderse solo como una profesión, sino como una “forma de vida” que conjuga ciencia y valores con un proyecto vital en equilibrio.
El proyecto más ambicioso de Asomega Nova
La jornada de la Academia cuenta sigue la senda trazada en años anteriores por Asomega Nova, el grupo de trabajo para los más jóvenes integrantes de la asociación. Según Ancochea, “expresa la filosofía de Asomega: acompañar a la nueva generación para garantizar la continuidad y el fortalecimiento de la medicina gallega”.
De acceso libre y gratuito previa inscripción, “Trayectoria y Vida” se presenta como una oportunidad única para inspirarse, aprender y crear redes profesionales en torno a una medicina gallega comprometida, humanista y abierta al mundo.
El doctor Aniceto Charro Salgado, socio fundador y presidente de honor de Asomega, falleció en paz y rodeado de su familia la noche del 26 de septiembre. Con su desaparición, la medicina gallega y española pierden una referencia indiscutible y un profesional de extraordinario talento, profunda humanidad y espíritu docente, que dejó huella en generaciones de médicos y pacientes.
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Santiago de Compostela, donde obtuvo el premio extraordinario de licenciatura y defendió su tesis doctoral “cum laude”, el doctor Charro completó su especialización en Endocrinología y Nutrición en la Universidad Complutense de Madrid. Su afán de conocimiento lo llevó a formarse en prestigiosos hospitales internacionales, como el Neels Steensens Hospital de Copenhague o los norteamericanos San Francisco Medical Center, New Orleans Hospital o el Yale University Hospital. Desde 1992 ejerció como Catedrático de Medicina, Endocrinología y Nutrición en la UCM.
Charro supo unir excelencia científica y una vocación humanística que impregnó toda su labor. Destacó como motor y alma de Asomega, ejemplo del legado hipocrático al que hizo honor con su vida y obra: “Ha hecho de su práctica médica un espejo en el que el resto tratamos de asomarnos para ser mejores médicos y, sobre todo, mejores personas”, subrayó el presidente de Asomega, Julio Ancochea, en el reciente homenaje organizado por la entidad, donde el doctor Charro fue recordado con emocionadas palabras de sus hijos y de colegas como Julia Buján y Miguel Carrero.
El doctor Charro fue autor de más de 280 publicaciones científicas, dirigió decenas de tesis doctorales y participó activamente en la gestación de la Dieta Atlántica y la Estrategia NAOS para la prevención de la obesidad. Coordinó grupos científicos nacionales e internacionales y presidió la Sociedad Española de Endocrinología.
Su implicación con Asomega fue una constante a lo largo de toda su trayectoria. Su última aparición pública fue en la entrega de la Insignia de Oro de Asomega al Centro Gallego de Madrid, donde entregó personalmente una placa al socio Ángel Rodríguez Coira.
El respeto y la admiración de sus colegas hacia el considerado "padre de la Dieta Atlántica" iban mucho más allá de sus méritos académicos y premios; era reconocido por todos como un auténtico médico hipocrático, un ejemplo sobresaliente de la medicina gallega que combina compromiso científico con un profundo humanismo y una atención cercana al paciente.
La huella de Aniceto Charro, "Tito" Charro, no se borra. Queda para siempre en la memoria de quienes lo conocieron y en el corazón de la Medicina gallega que ayudó a construir desde la ciencia y el afecto. “Santiagués, galleguista y médico”, en palabras de la profesora Julia Buján, fue “la fuerza de la naturaleza hecha persona, como un ciclón cuyo movimiento arrastra a los de su entorno a una vorágine en la que se mezclan conocimientos, aficiones y sentimientos y no dejan a nadie indiferente”.
La jornada “Visionarios 2025”, organizada en el Hospital Universitario La Princesa, trascendió el formato habitual de los encuentros científicos para convertirse en un foro inspirador donde se debatieron los retos presentes y futuros de las enfermedades respiratorias desde una perspectiva multidisciplinar y colaborativa.
Marc Miravitlles, del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona; Julio Ancochea, del Hospital de La Princesa y la Universidad Autónoma de Madrid; José Julián Díaz Melguizo, director-gerente de La Princesa; y Joan B. Soriano, de la Universidad Autónoma de Madrid, en la inauguración de la jornada.
Organizada por la Fundación Teófilo Hernando y la Universidad Autónoma de Madrid, con la colaboración de Asomega, la cita se convirtió en referencia para anticipar el horizonte clínico y científico de esta área.
Desde la apertura del evento, el doctor Julio Ancochea, presidente de Asomega e impulsor del encuentro, subrayó el carácter visionario y pionero del hospital y de los profesionales congregados, afirmando que “el cambio es el proceso mediante el cual el futuro invade nuestras vidas”. Reivindicó el liderazgo transformador y la capacidad de soñar como motor de la innovación en medicina y animó a los asistentes a “no rendirse nunca” ante los desafíos clínicos, de investigación y humanos que plantea la neumología.
Julio Ancochea, presidente de Asomega y promotor de Visionarios de 2025.
A lo largo de las mesas de debate quedó patente una realidad que suele pasar desapercibida en la agenda mediática: las enfermedades respiratorias carecen en ocasiones del tirón social de problemas oncológicos o cardiovasculares, pero han sido —y continúan siendo— un verdadero laboratorio de avances médicos y tecnológicos, como se evidenció durante la pandemia. Se resaltó cómo este ámbito integra de forma ejemplar la actividad de la industria, los profesionales y los propios pacientes, generando una red de colaboración y transferencia de conocimientos que contribuye a mejorar la calidad de vida y la eficiencia del sistema sanitario.
En el apartado científico, las intervenciones desgranaron desde los nuevos tratamientos biológicos y las estrategias de vacunación frente a infecciones respiratorias, hasta el auge de la medicina personalizada en cáncer de pulmón, las terapias domiciliarias avanzadas y las aplicaciones pioneras de la inteligencia artificial y la nanotecnología en el diagnóstico y el tratamiento. Especial relevancia tuvieron los apuntes recurrentes sobre cómo adaptar las políticas sanitarias para garantizar la equidad en la atención y el acceso a la innovación en todo el territorio, evitando desigualdades y promoviendo modelos asistenciales sostenibles y centrados en las personas.
Los tres coordinadores de la jornada: en primer término Joan B. Soriano y, detrás, Julio Ancochea y Marc Miravitlles.
En sus conclusiones, Ancochea reiteró la idea de que “todo parece imposible hasta que se hace”, instó a intensificar los esfuerzos de investigación y formación y apeló a la ética profesional, el liderazgo y el humanismo como claves para seguir progresando. La jornada terminó con un emotivo homenaje a la capacidad de resistencia y lucha, simbolizado en el poema “No te rindas” de Benedetti y en las palabras de los profesionales que, como los pacientes respiratorios, afrontan cada día la adversidad apostando por la innovación y la esperanza.
El encuentro contó con una nutrida representación de miembros de Asomega, además de su presidente, como el vicepresidente José María Eiros, socios como Joan B. Soriano o Felipe Couñago y hasta dos ganadores del Premio Nóvoa Santos: María José Alonso y el último receptor del galardón, Luis Paz-Ares.
En definitiva, la jornada demostró que las enfermedades respiratorias son un motor incuestionable de avance y que el trabajo conjunto de industria, profesionales y pacientes puede ser modelo para otros ámbitos de la salud, no solo por la tecnología, sino por el compromiso humano y la vocación transformadora que define la especialidad.
Marc Miravitlles.
Entre los asistentes, tanto en la sala como a través del streaming, numerosos estudiantes de Medicina y residentes.
José Julián Díaz Melguizo, director-gerente de La Princesa.
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