La Asociación de Médicos Gallegos ha otorgado el XXIV Premio Nóvoa Santos al doctor Luis Paz-Ares, uno de nuestros oncólogos más destacados a nivel internacional y un gallego que ha llevado el nombre de su tierra natal por todo el mundo. Con este reconocimiento, Asomega premia no solo su brillante carrera médica e investigadora, sino también su compromiso con la mejora de los tratamientos oncológicos y la promoción de la investigación biomédica.
Luis Paz-Ares, ganador del XXIV Premio Nóvoa Santos de Asomega.
Nacido en Vilagarcía de Arousa en 1962 y criado en Melide y A Coruña, Luis Paz-Ares es actualmente jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, profesor titular de Medicina en la Universidad Complutense y director de la Unidad de Cáncer de Pulmón en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Su trayectoria científica es impresionante: ha publicado más de 490 artículos en revistas de altísimo impacto como The New England Journal of Medicine, The Lancet o Nature Medicine, y cuenta con un índice H de 108 en Web of Science y de 129 en Google Scholar, cifras que avalan la relevancia y la influencia de su trabajo en el ámbito científico. Ha participado en 15 patentes y es socio fundador de dos startups (Altum sequencing y Stabs therapeutics).
Luis Paz-Ares ha sido presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), donde impulsó de forma decisiva la promoción de la investigación oncológica en España y la captación de recursos para la lucha contra el cáncer. Además, ha formado parte de los comités científicos de sociedades internacionales de referencia como la IASLC, ASCO o ESMO, y de agencias reguladoras como la Agencia Española del Medicamento y la Agencia Europea de Medicamentos.
Su investigación, centrada especialmente en el cáncer de pulmón, ha sido pionera en el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas, desde la farmacogenómica hasta las inmunoterapias, logrando cambiar protocolos de tratamiento en todo el mundo. Ha sido investigador principal en más de 350 ensayos clínicos y 60 proyectos de investigación competitiva, recaudando más de 15 millones de euros en financiación pública para proyectos de alto impacto.
Con su dirección, el Servicio de Oncología Médica que dirige en el Hospital 12 de Octubre creó la primera unidad de ensayos clínicos oncológicos de fase I en España, abriendo la puerta a tratamientos innovadores para miles de pacientes. Su servicio ha recibido numerosos reconocimientos en los premios Best in Class(BIC) y Monitor de Reputación Sanitaria (MRS), consolidándose como un referente en calidad asistencial en España.
Pese a su intensa trayectoria nacional e internacional (ha desarrollado su carrera entre Madrid, Glasgow, Boston y Sevilla), su vínculo con Galicia ha sido constante. Miembro de la Sociedade Galega de Oncoloxía desde hace más de tres décadas, ha promovido la formación de residentes gallegos, ha participado en proyectos de investigación en colaboración con hospitales y universidades gallegas y sigue atendiendo a pacientes oncológicos derivados desde su tierra natal.
Este XXIV Premio Nóvoa Santos reconoce así a un médico e investigador de primer nivel que, además de sus logros científicos, encarna los valores de compromiso, excelencia y vocación de servicio que inspiran este galardón.
"Me siento afortunado siendo oncólogo"
A finales del pasado año participó en el coloquio organizado por Asomega bajo el título "Cáncer hoy: estrategias de prevención, precisión y cuidado" en la Casa de Galicia de Madrid.
En aquel foro afirmó: "Me siento muy afortunado siendo oncólogo. Ser médico es fantástico, intelectualmente ofrece la oportunidad de tener un trabajo donde investigar y fomenta esa necesidad de estudiar. Y lo más importante: si te gusta la gente, la oportunidad de ver cada día pacientes en consulta, es fantástico y gratificante".
Con la convocatoria de la IV Beca de Medicina Rural Asomega-SEMG aún abierta, el ejemplo de A Estrada se presenta como inspiración para todos los centros de salud que se plantean proyectos estratégicos a medio y largo plazo. De ello dio buena cuenta Juan Sánchez Castro, jefe del Servicio de Atención Primaria de A Estrada, en una intervención en el Encontro que organizó Asomega en la localidad pontevedresa, donde compartió la hoja de ruta que ha llevado a su centro a convertirse en el más reconocido de España.
Bajo su dirección, el centro ha recibido seis galardones Best in Class al mejor centro de salud del país, el Premio de Excelencia de la Consellería de Sanidade de Galicia y uno de los Premios Nacionales de Reputación Enfermera del Consejo General de Enfermería. Pero, más allá de los reconocimientos, Sánchez Castro subraya que “el verdadero mérito es del equipo, de una gestión cohesionada, con visión de futuro y con el apoyo institucional imprescindible”.
Durante su intervención, el doctor analizó los grandes desafíos a los que se enfrenta la atención primaria en Galicia y en toda España:
una profunda transformación demográfica marcada por el envejecimiento y la baja natalidad
una creciente carga de enfermedades crónicas
una transición tecnológica que ha modificado las expectativas y comportamientos de los pacientes.
“El modelo clásico de puerta de entrada necesita adaptarse al siglo XXI. Hoy tenemos una población envejecida, con patologías complejas, y unos usuarios cada vez más exigentes e informados”, explicó. En A Estrada, el índice de envejecimiento alcanza los 300, "es decir, que por cada tres personas de más de 65 años hay un menor de 16". Esto ha obligado a replantear el enfoque del centro: “La multiactividad no resuelve la multicomorbilidad; necesitamos medicina personalizada, atención integral y coordinación sociosanitaria real”, afirmó.
La respuesta ha sido el Plan Local de Saúde, una estrategia que combina la atención a la enfermedad con la promoción de la salud, guiada por cinco grandes metas:
mejorar la salud poblacional
asegurar la equidad
lograr la sostenibilidad
mantener la satisfacción profesional
garantizar una atención centrada en el paciente.
Según Sánchez Castro, este plan es "un instrumento de gestión estratégico y de gestión que nos permite, de forma coherente, ordenada y sistematizada, analizar la realidad local y e intentar mejorarla".
La apuesta por la docencia, la investigación y la innovación ha sido otro pilar. El centro participa en más de diez estudios activos, ha liderado ensayos clínicos internacionales y ha sido pionero en implementar servicios únicos en Galicia, como la consulta avanzada de cardiología en atención primaria o un servicio de rehabilitación cardíaca. Y ya tienen en marcha proyectos de vanguardia como la detección precoz de Alzheimer mediante análisis de sangre y una unidad de diálisis intermedia, inédita en España.
Mirando al futuro, Sánchez Castro defendió la necesidad de evolucionar hacia microsistemas locales integrados de salud, que conecten sanidad, servicios sociales y salud pública de forma real y efectiva. “Tenemos que decidir si queremos seguir por el camino conocido o liderar un nuevo modelo. En A Estrada estamos preparados para ser laboratorio de ese cambio”, concluyó.
Una visión ambiciosa, basada en datos, realidad local y compromiso profesional, que convierte al centro de salud de A Estrada no solo en un referente, sino en una inspiración para todo el sistema sanitario.
Nikos Kastanos, médico nacido en la isla griega de Kos, es uno de los principales impulsores del Movimiento Hipocrático, propuesta que aboga por recuperar los valores eternos de la profesión médica. En la base de su planteamiento está la defensa de una relación médico paciente en la que la confianza, la empatía y la comunicación afectiva son factores esenciales.
Como él mismo señalaba en una entrevista, "si la Medicina se ejerce con más empatía y más tiempo dedicado al paciente, disminuyen significativamente los errores médicos, los costes de medicación farmacológica, el número de reingresos hospitalarios y el número de pruebas diagnósticas innecesarias”.
En definitiva, se trata de defender de manera activa que el clásico aforismo hipocrático de "Curar a veces, aliviar a menudo y confortar siempre" es algo más que una frase redonda: representa una forma vital de entender la labor del médico y su influencia en su entorno inmediato.
El primer objetivo del Movimiento Hipocrático es ofrecer a los médicos más jóvenes ejemplos de profesionales humanistas. El principal referente es Hipócrates, pero también existen modelos entre los médicos y enfermeros de nuestro Sistema Nacional de Salud. De ello dan fe las instituciones sanitarias que desde 2018 han ido uniéndose a la red de centros asistenciales y universitarios humanistas. Entre ellos el Clínico San Carlos, La Princesa o Puerta de Hierro de Madrid o las universidades de Barcelona, Málaga o la Autónoma de Madrid.
Pero además de las instituciones, la condición de "hipocrático" se puede aplicar también a profesionales concretos a los que se distingue con una placa de honor que incorpora una hoja del árbol hipocrático incrustada, proporcionada por el municipio de la isla de Kos. Según la tradición, este plátano de sombra servía de refugio a Hipócrates cuando daba clase a sus alumnos. Los nombres de los ilustres médicos están registrados en el libro de honor del Museo Hipócrates de Kos.
A partir del 7 de mayo, este listado de médicos distinguidos se verá incrementado con dos nombres de referencia para Asomega: Aniceto Charro, primer presidente de Asomega y actual presidente de honor de la entidad, y Francisco J. Ruza, el maestro de la Pediatría que tomó el relevo a Charro al frente de Asomega. El reconocimiento tendrá lugar en un acto que se celebrará en el Centro Gallego de Madrid a partir de las 19 h. Si desea asistir, reserve su plaza en este formulario antes del 3 de mayo.
El Movimiento Hipocrático es una entidad sin ánimo de lucro dedicada a difundir y potenciar el legado humanístico hipocrático, así como sus valores, tanto entre los profesionales del ámbito de la salud como a nivel institucional. Entre sus actividades se encuentra el reconocimiento a los médicos cuya trayectoria profesional ha contribuido a mantener vivos los valores hipocráticos, y en este punto es donde el camino de este movimiento se ha cruzado con el de Asomega.
La Asociación de Médicos Gallegos tiene el orgullo de contar en sus filas con integrantes de máximo nivel y contrastada calidad, no solo desde el punto de vista profesional sino también humano. Médicos que se han identificado con los valores de defensa del conocimiento, amor por la ciencia, cercanía y humanidad en el trato con el paciente que propugna Asomega. Para ello han contado dentro de la entidad con auténticos referentes que no solo han marcado a título individual desde hace décadas un camino profesional y vital con estas características, sino que además han servido -y sirven- de espejo a médicos más jóvenes.
Asomega, consciente de la deuda que tiene con sus maestros, se ha unido al Movimiento Hipocrático para rendirles el homenaje que merecen por su ejemplo y dedicación. Son muchos los que han ido perfilando el actual carácter de Asomega, pero dos de ellos, ambos socios fundadores de la asociación, lo ejemplifican como pocos:
Aniceto Charro, primer presidente de Asomega y actual presidente de honor.
Francisco J. Ruza, que sucedió a Charro como presidente de la asociación.
Por estos motivos, el próximo día 7 de mayo el Centro Gallego de Madrid acogerá un acto en el que el Movimiento Hipocrático y Asomega rendirán homenaje a ambos y les hará entrega del diploma que les acredita como médicos hipocráticos.
El acceso al evento será libre, previa inscripción en este formulario antes del 3 de mayo.
La Asociación de Médicos Gallegos (Asomega) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia de Galicia (SEMG) presentan una nueva edición de su Beca de Medicina Rural, iniciativa que busca proyectos innovadores en el ámbito de la asistencia sanitaria rural en Galicia y para la que vuelven a contar con la colaboración de Menarini. Con una dotación de 6.000 euros, se dirige a médicos de Atención Primaria comprometidos con la mejora de la salud en poblaciones de menos de 10.000 habitantes.
Como se detalla en las bases de la convocatoria, las solicitudes pueden presentarse hasta el 30 de abril de 2025, enviando la documentación al correo info@asomega.es. Los proyectos deberán incluir una memoria detallada con la descripción de la iniciativa, el impacto esperado, su viabilidad y una planificación económica.
Uno de los aspectos más destacados de esta beca es su flexibilidad: pueden concurrir tanto nuevos proyectos como aquellos ya iniciados, siempre que no hayan alcanzado la mitad de su desarrollo. Además, el Comité Científico se reserva el derecho de repartir la cuantía en caso de que existan varias propuestas de alto nivel.
La resolución se comunicará a partir del 15 de mayo de 2025, y la entrega de la beca será el 31 de mayo de 2025 en Sanxenxo (Pontevedra).
Con esta nueva edición, Asomega y SEMG refuerzan su compromiso con la mejora de la medicina rural, incentivando proyectos que marquen la diferencia en la atención sanitaria de Galicia.
Se trata de la cuarta edición de una propuesta de Asomega y SEMG que, en sus convocatorias anteriores, sumó a su palmarés lo siguientes nombres:
Primera edición Proyecto ganador Cristina Margusino, Centro de Salud de Xinzo de Limia: "Jornadas de Atención Sociosanitaria del Equipo de Atención Primaria de Xinzo de Limia y Comarca".
Mención honorífica Ana Bello Souto, de Lugo: “Educación en Autocuidado para personas con cuadros de dolor crónico músculoesquelético”.
Segunda edición Proyecto ganador Keith Albert Foo Gil, Centro de Salud de Laza (Ourense): "Creación de un aula de formación en ecografía clínica para residentes y médicos de familia en el ámbito rural".
Accésits Carlota Bugallo, Brais Miguel García y Sonia Muinelo, Unidad de Atención Primaria (UAP) de Castro Riberas de Lea, del Área Sanitaria de Lugo, A Mariña y Monforte de Lemos: "Abordaje poblacional mediante estrategias de prevención primaria y secundaria de cáncer en el ámbito rural.
Tania Salgado, Centro de Saúde de Folgoso do Courel (Lugo): "Proxecto de intervención comunitaria: O traballo de coidados no ámbito rural".
Tercera edición Proyectos ganadores Marta Calvo Seoane, Maria Joao da Costa Rodrigues y Carmen Toscano, centros de salud de Lugo, Outeiro de Rei y Sarria:” de la concordancia entre ecografía clínica realizada en Atención Primaria y ecografía reglada para el diagnóstico de masas renales en pacientes con hematuria”.
José Manuel Lage Parente, director del Museo do Médico Rural de Maceda (Ourense): "Proyecto de potenciación del Museo do Médico Rural de Maceda".
El correo de la Secretaría Técnica de Asomega (info@asomega.es) ya está recopilando candidaturas al XXIV Premio Nóvoa Santos, y las seguirá aceptando hasta el próximo lunes 31 de marzo, según especifican las bases de la convocatoria de este año.
En ellas se establece que podrán optar al galardón "personalidades relevantes gallegas, o directamente vinculadas a Galicia, de la medicina y/o biomedicina cuya labor profesional o científica haya sido de repercusión nacional o internacional y, específicamente, de proyección hacia Galicia". La decisión final la tomará la Junta Directiva de Asomega a partir de la propuesta formulada por el Comité Científico de la Asociación.
Para el presidente de Asomega, el trivés Julio Ancochea, ya desde la pandemia quedó más patente que nunca el papel central de los científicos como aportadores de soluciones, y convocatorias como la del Nóvoa Santos ponen el foco en dignificar su labor y reivindicar que "la ciencia es clave para conquistar el futuro". Añade que "los ganadores de las 23 ediciones anteriores han marcado la ciencia con su talento y dedicación. Su legado es la mejor garantía de la solidez y calidad de esta convocatoria".
El Nóvoa Santos sigue siendo uno de los premios científicos mejor dotados económicamente. Como en las últimas ediciones, se mantiene la cuantía de 12.000 euros que se reparten así:
el 50% de la cuantía (6.000 €) será directamente para el ganador.
el 25% (3.000 €) se destinará a financiar un proyecto de investigación desarrollado por jóvenes investigadores gallegos que será propuesto por el ganador, o como ayuda inicial para la realización de una tesis doctoral dirigida por el galardonado.
el otro 25% (3.000 €) se vinculará a la iniciativa Asomega Axuda: también a propuesta del ganador del premio, el importe se destinará a apoyar acciones o proyectos de instituciones o asociaciones sin ánimo de lucro que favorezcan a los más necesitados e impulsen a la humanización en el entorno de la Comunidad Autónoma de Galicia.
El 31 de marzo concluye el plazo para optar a la XXIV edición del Premio Nóvoa Santos de Asomega a la investigación biomédica, un galardón que se entregó por primera vez en 1996 y cuya nómina de ganadores supone una acertada fotografía de la excelencia investigadora gallega en el último cuarto de siglo.
Como señaló Juan José Fernández Teijeiro, socio de Asomega y doctor en Medicina, Psicología y Filosofía en un artículo publicado antes de la entrega del último premio a Luz Couce, "a lo largo de estos últimos treinta años, este prestigioso galardón, acreditado con una trayectoria de excelencia en el mundo científico, enaltece a quien lo recibe, y al mismo tiempo, con legítimo orgullo, honra con su nominación la figura y la obra del que fue una de las figuras más relevantes de la ciencia médica en los años del pasado siglo".
Añadía Fernández Teijeiro que "en esa época conocida como la Edad de Plata de la Cultura Española —años treinta del pasado siglo— brilló la estrella de Roberto Nóvoa Santos (La Coruña,1885 – Santiago,1933), aunque por desgracia fallece a los 48 años en plena madurez. En palabras de Gregorio Marañón: « […] fue ese maestro admirable que ya no volverá a hacernos oír su palabra […] en el verbo más neto y emotivo que escuchó la Universidad española»".
Hasta el próximo 31 de marzo está abierto el plazo de presentación de candidaturas al XXIV Premio Nóvoa Santos de investigación biomédica que convoca Asomega, uno de los galardones científicos más prestigiosos del panorama nacional. Se da la circunstancia de que a lo largo de su historia solo ha inscrito en su nómina de ganadores tres nombres femeninos, con una salvedad significativa: dos de ellos en las últimas ediciones convocadas.
XXIII Premio Nóvoa Santos
El 26 de abril de 2024, la doctora María Luz Couce Pico fue distinguida con el XXIII Premio Nóvoa Santos en una ceremonia celebrada en el Palacio de Fonseca de Santiago de Compostela, coincidiendo con el 30º aniversario de Asomega.
La doctora Couce, jefa del Servicio de Neonatología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y directora científica del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS), destacó la importancia de la investigación y la innovación en el ámbito sanitario, subrayando que este reconocimiento refuerza su compromiso con la mejora continua de la atención médica y el avance de la ciencia.
Además, enfatizó la relevancia de la colaboración interdisciplinaria y la formación de nuevos profesionales como pilares para el progreso de la medicina. Resaltó la necesidad de apoyar a los jóvenes investigadores y fomentar su desarrollo en entornos que promuevan la excelencia y la dedicación al servicio de la sociedad.
En línea con este compromiso, la doctora Couce propuso destinar la parte del premio destinada a impulsar el trabajo de un joven científico gallego a la joven investigadora gallega Rosaura Picáns, que está desarrollando un proyecto de estudio y caracterización de vesículas extracelulares en la leche materna. La parte solidaria del galardón fue para la Fundación Andrea, organización que brinda apoyo a niños hospitalizados y a sus familias.
XXII Premio Nóvoa Santos
En septiembre de 2021 recibió el galardón Pilar Rodríguez Ledo, subdirectora del Área Sanitaria de A Mariña, Lugo y Monforte de Lemos, y de Humanización, Calidad y Atención al Ciudadano en el Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo. La también presidenta de la SEMG se convirtió en la primera representante de Medicina de Familia en obtener el galardón. En el acto de entrega, celebrado en el Paraninfo de la Universidade de Santiago, la lucense reivindicó la importancia de la Medicina de Familia.
En su discurso subrayó la necesidad de reconocer y valorar adecuadamente el papel de la Atención Primaria en el sistema sanitario y dedicó el premio a todos los profesionales que trabajan en el primer nivel asistencial, especialmente a aquellos que ejercen su labor en entornos rurales, de los que destacó su compromiso y dedicación en la mejora de la salud de la comunidad.
Rodríguez Ledo también puso el foco en la investigación en Medicina de Familia y Atención Primaria, destacando que este campo tiene un gran potencial para generar conocimiento y aportar soluciones innovadoras que mejoren la calidad asistencial. En este sentido, abogó por fomentar la formación en este ámbito, dotando a los profesionales de las herramientas precisas para ello.
Esta XXII edición del Premio Nóvoa Santos fue la primera en la que se puso en práctica la inclusión en el palmarés, a propuesta de la ganadora, de una iniciativa solidaria y un proyecto de investigación. En estos capítulos los receptores del premio fueron el Centro San Vicente de Paúl, de Lugo, y Cristina Núñez, responsable de investigación básica del Grupo de Investigación Oncológica Trasnacional en el Hospital Universitario Lucus Augusti.
Se da la circunstancia de que Rodríguez Ledo fue reconocida el año pasado como una de las mujeres líderes de la sanidad española en los Premios Sanitarias de Redacción Médica.
XVI Premio Nóvoa Santos
La primera mujer que obtuvo el premio de Asomega fue María José Alonso, en 2011. Como señaló la noticia publicada en aquel momento por "La Voz de Galicia", aquel fue un año importante para la investigadora: lo inició con su inclusión en el top ten mundial en el ránking de farmacología y toxicología elaborado por el Times Higher Education, con lo que se convirtió en la primera española en alcanzar este puesto, y meses después logró el Premio Rey Jaime I de Nuevas Tecnologías, cuyo jurado está formado por veinte premios Nobel. A ello se sumó "un nuevo y no menos importante galardón, el prestigioso premio Novoa Santos, concedido por la Asociación de Médicos Gallegos (Asomega)".
Alonso declaró entonces que era para ella, "como farmacéutica y como persona, un gran honor recibir este galardón, que prueba el reconocimiento de mi trabajo en el ámbito clínico". Ex vicerrectora de Investigación en la Universidade de Santiago, durante su mandato impulsó la creación de los centros singulares de investigación y del Campus Vida de la USC. Es, además, pionera en España en la aplicación de nanotecnología en la liberación de fármacos, y en la actualidad dirige su propio laboratorio en el Instituto de Investigación CIMUS de la USC.
Sus casi cuatro décadas de ejercicio profesional en Madrid ni le han hecho abandonar su condición de falante de galego —no normativo, pero que actualiza siempre que tiene interlocutor para ello— ni le han alejado de su Ferrol natal más que por una cuestión de distancia física, que no emocional. Javier García-Samaniego es jefe de Sección de Hepatología de La Paz de Madrid, responsable del grupo de investigación “Hepatología Traslacional” de su instituto de investigación (IdiPAZ) y coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), además de profesor de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid y socio de Asomega.
En esta entrevista realizada en el Centro Gallego de Madrid narra su experiencia en la lucha contra las hepatítis víricas en España, un caso de éxito del que se declara afortunado observador —y, aunque no lo diga, del que es uno de sus protagonistas—. Apasionado por la clínica, la Medicina —carrera que estudió en Santiago— en general y la Hepatología en particular, García-Samaniego confiesa que la vocación médica le viene de su abuelo, médico en Ferrol. Y allí, en su ría, conserva un rincón al que se escapa siempre que tiene oportunidad.
¿Qué le llevó a especializarse en Hepatología y más concretamente en el estudio de las hepatitis víricas?
Yo quería ser clínico, no cirujano, y dentro de la Medicina Interna me gustaba la parte de digestivo y me gustaba el hígado. Cuando el profesor Pajares, que fue mi jefe en el Hospital de La Princesa, me pidió hacerme cargo de la de la consulta de hígado comprobé que me gustaba más que las enfermedades de gastroenterología, y por ahí empezó la afición a las hepatitis. Hoy, por desgracia, Hepatología no es todavía una especialidad en España, aunque los hepatólogos luchamos por que sea un área de capacitación. La cosa iba más o menos encarrilada pero el COVID frustró un poco esto.
Conoció en primera línea la gran irrupción de las hepatitis víricas en nuestro país.
Recuerdo que en aquella época todavía el alfabeto era muy cortito, era el virus A, el B y se conocía el D pero aún no el C, le llamábamos "no A y no B". Viví de cerca el estallido de la epidemia de las hepatitis víricas en los años 80- 90, primero por el auge de la drogadicción intravenosa y después también porque en aquella época afloraron muchos casos de transfusiones y enfermos con hepatitis inexplicables que tenían unas transaminasas altas, algunos hacían una cirrosis y no sabíamos como tratarlos. Salió el Interferón, que como no había nada nos parecía que podía ser un bálsamo, pero con él curamos menos de uno de cada diez y además con efectos secundarios. Después vino todo el desarrollo farmacológico de lucha contra las hepatitis.
Si tienes cierta perspectiva, al final vas asistiendo a cómo el abordaje de las enfermedades puede mejorar, pero yo se lo digo a muchos colegas: pocas veces se puede dar una situación en Medicina como la que se ha dado con la hepatitis C. El hecho de que una enfermedad que, en nuestro país, afectaba a cientos de miles de personas ahora sea residual es un éxito, no diría que irrepetible, pero que se da muy pocas veces en el tiempo. Yo he tenido la suerte de vivirlo y por eso me he dedicado y me sigo dedicando a ello, por fortuna cada vez menos porque las hepatitis van a menos.
¿Cuáles cree que son las claves del éxito en el control de la hepatitis C en España? ¿Es nuestro país un ejemplo a nivel internacional?
De entrada yo diría que hubo una sensibilización, probablemente obligados por las circunstancias, porque se vivió una tormenta perfecta para que las administraciones cogieran el toro por los cuernos. Por un lado, muchos pacientes en España: estamos hablando de entre 200.000 y 250.000 con hepatitis C; la presencia de unas unidades de hepatología y de otras infecciosas comprometidas, sensibilizadas, con los pacientes bien caracterizados y con las bases de datos al día, es decir, los recursos humanos perfectamente disponibles; y, por último, unas herramientas terapéuticas fantásticas: los antivirales. ¿Qué quedaba? Financiar eso, que era un dineral porque los antivirales se han ido abaratando pero eran muy caros en ese momento.
Entonces, la presión de los pacientes, el compromiso de los hepatólogos y, al final, el que la Administración entendiera que había que abordarlo supuso la elaboración del plan estratégico para el abordaje de la hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud, que muchos países deberían copiar. Ahora, cuando se cumplen 10 años de su aprobación, se comprueba que nos ha permitido tratar prácticamente a dos de cada tres, por no decir tres de cada cuatro pacientes con hepatitis C. Faltan por actualizar las cifras del año pasado, pero seguramente estemos en los 180.000 pacientes tratados y curados.
¿Ha dejado la hepatitis C de ser un problema de salud pública?
La hepatitis C ya no es un problema relevante de salud pública, no se trasplanta a la gente por enfermedad hepática terminal. Van pacientes a trasplante hepático porque a lo mejor hacen tumores. La eliminación del virus disminuye mucho la incidencia de cáncer hepático, pero no la elimina por completo. Pero si uno va a las salas de hospitalización de los hospitales grandes ve que en la planta de digestivo e hígado hay determinados enfermos cirróticos, ninguno de los cuales es por virus C. Tampoco por virus B, que aunque no se cura tenemos medicinas que dejan suprimida la replicación y por tanto la enfermedad no avanza, también cero. Es decir, volvemos a los orígenes de la hepatología, en la que la mayor parte de los casos de enfermos ingresados eran por enfermedad hepática alcohólica.
Esto ha supuesto una disminución de la mortalidad y la morbilidad por enfermedad hepática crónica muy significativa en nuestro país. Y con los trasplantes pasa igual. Han disminuido los requerimientos de trasplante hepático en un 40% desde que están los antivirales orales disponibles.
La relevancia de la curación de la hepatitis C se verá con la suficiente perspectiva en los próximos años.
¿Pero esta situación podría ser reversible? ¿Podríamos volver atrás?
Esa es una buena pregunta. Hay un compromiso al respecto de la Organización Mundial de la Salud. Dentro de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 se prevé que en 2030 las hepatitis víricas crónicas, la B y la C, dejen de ser un problema de salud pública. ¿Y cómo definen eso? Con unos indicadores: que el número de casos nuevos se reduzcan un 90% —los casos nuevos de hepatitis C en España ya son residuales—, que la morbilidad y mortalidad disminuyan en dos terceras partes, un 65%, y que haya un porcentaje de pacientes diagnosticados del 90%. España a día de hoy ya probablemente esté alcanzando estos indicadores. Y eso no es reversible porque la infección se cura. Eso sí, los tratamientos son muy eficaces y curan, pero no previenen una reinfección. La OMS hace diez años estimaba que había unos 70 millones de personas infectadas en el mundo. Siete u ocho años después, esto había disminuido en un 20%, o sea que había 15 millones de personas curadas.
¿Cómo se evalúa el impacto del trabajo que ha hecho la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España?
La Alianza engloba a sociedades científicas, a todos los actores hepatólogos, infectólogos, microbiólogos, biólogos, médicos de atención primaria, que son el mecanismo de entrada de cualquier paciente al Sistema Nacional de Salud y tienen una importancia absolutamente significativa. También los médicos de prisiones, un entorno en el que se ha hecho un trabajo extraordinario, ya que prácticamente se está eliminando la población reclusa infectada: hay una prevalencia de infección activa inferior al 1%.
Y esto es un éxito. La población infectada por el virus del sida lo mismo, porque en razón de su otra enfermedad se les hace cribado de hepatitis C, se les trata y se les cura en el hospital. Esto pone de manifiesto que es importante hacer diagnósticos a todo el mundo, una vez en su vida, que se hagan la prueba de la hepatitis C, que es muy sencilla y con la tasa tan bajita que hay de prevalencia hay que buscar los casos que pueda haber desconocidos, tratarlos y curarlos.
Este esquema multidisciplinar de integrar diferentes especialidades en torno a un objetivo de salud ha demostrado ser un éxito.
Hemos hecho campañas de sensibilización y, por otro lado, hemos implicado a otras administraciones que habitualmente no están metidas en la gestión sanitaria, como los ayuntamientos, en la búsqueda de pacientes con hepatitis C. Dentro de la Alianza hicimos la campaña "Ciudades libres de Hepatitis C" para que los ayuntamientos en sus centros comunitarios, en los albergues, en los centros de atención a drogodependientes, donde se atiende a poblaciones vulnerables, buscaran pacientes y luego ya se facilitaría la derivación al circuito asistencial habitual. Los pacientes que quedan por tratar son los que están tradicionalmente más alejados del sistema sanitario.
El hígado no es un órgano con tanto "cartel" como otros, no presenta grandes historias de superación personal y además la transmisión de la hepatitis se liga a situaciones muy complicadas. ¿Esto dificulta la concienciación al respecto?
Es verdad que muchas enfermedades del hígado están ligadas a un estigma. Probablemente la más importante de todas, y que es la que ha desarrollado la especialidad, es la enfermedad hepática alcohólica, pues por mucho que el alcohol sea una droga social el tener una enfermedad hepática por alcohol no es algo que precisamente vista el currículum de una persona. Las hepatitis víricas lo mismo, con implicación de consumo de drogas intravenosas, promiscuidad sexual, etc. Todo esto lleva una un estigma y una carga negativa importantes. En la literatura el corazón está siempre muy presente por razones obvias, pero el hígado, más allá de la oda al hígado de Neruda, tiene pocas obras literarias en las que se le nombre.
¿Cuáles son hoy las líneas de investigación en Hepatología más relevantes?
Se investiga mucho menos de lo que se investigaba en hepatitis víricas, aunque quedan cosas por solucionar. La hepatitis B tiene una vacuna muy eficaz y, de hecho, dentro de los objetivos de la OMS para 2030 también está que el 90% de los niños nacidos en el mundo están vacunados, lo que es un freno tremendo para la transmisión.
Pero la hepatitis B crónica no tiene cura todavía. Hay una vacuna, pero los medicamentos, como en el caso del virus del SIDA, neutralizan al virus, suprimen la replicación, pero no lo curan como en el C. Esto sí sería un campo a desarrollar, la curación de la hepatitis B antes de que la población no vacunada se extinga, que esto va a ocurrir en los próximos 50, 60 años.
Por otro lado, está la epidemia de obesidad. Tiene una consecuencia indeseada sobre el hígado, que se denomina enfermedad hepática grasa o enfermedad grasa no alcohólica. Es una consecuencia del síndrome metabólico.
Tenemos que España es un país que funciona bien, con trasplante hepático en muchos hospitales, que es una solución para la enfermedad hepática terminal. Y después hay algunas enfermedades raras del hígado en las que también ha habido aportaciones y avances en el conocimiento relevantes desde el punto de vista terapéutico.
Los virus los tenemos controlados, pero el alcohol siempre estará ahí. La sensación que tiene mucha gente de que el alcohol no hace daño es falsa. Es un tóxico hepático directo.
Como médico investigador que lleva ya 39 años, ¿qué le motiva a seguir trabajando en este campo?
Yo soy médico clínico, no he abandonado mi vocación clínica y básicamente la investigación que hago es clínica, primero porque soluciona problemas y segundo porque te permite desde el punto de vista del manejo del paciente y del reto diagnóstico estudiar los casos. Ahora se habla de medicina personalizada y a mí esto me parece un concepto que se puede pervertir porque ¿la medicina puede ser algo que no personalizada? Parece una redundancia. La medicina tiene que ser personalizada: si tú tienes hipertensión arterial y además el colesterol alto y unos kilos de más no tienes que tratarte exactamente igual que tu vecino con los mismos problemas. La medicina debe ser personalizada por definición. Cuando hablamos de inteligencia artificial y de la incorporación de nuevos conceptos, a veces me apena que la vieja relación médico-paciente se pierda. La Medicina no es solo un algoritmo de tratar y curar. Ahí se establecen unos vínculos con los pacientes que los que nos dedicamos a la clínica y lo hemos mamado desde hace décadas ni queremos ni debemos perder.
El que fue director de la Casa de Galicia José Ramón Ónega nos dijo en una entrevista que "el carácter gallego casa bien con la vocación de servicio y compromiso que exige la sanidad". ¿Qué le parece esta afirmación?
Recurriendo a los tópicos, se dice que el gallego es un hombre servicial, amable y, como se dice ahora, empático. Podría tener, a priori, virtudes para el ejercicio de la Medicina. Esto es una pura disquisición, pero quizá también la desconfianza que tenemos los gallegos nos lleva a ser sagaces. En Medicina a veces ayuda.
En su caso se da el "combo completo" de investigación, clínica y docencia.
De alguna manera, todos los médicos deberían tener esa triple vertiente. Tanto los hospitalarios como los de Atención Primaria. Cualquier médico que se considere a sí mismo de una forma integral debería tener en cuenta tanto la formación de jóvenes colegas como el recoger experiencias que pueden ser enriquecedoras para poner en marcha un trabajo de investigación.
¿En sus años de docencia, ha percibido una evolución en el carácter, disposición, abordaje de los estudios por parte de sus alumnos?
Siempre hay brechas generacionales. Los más jóvenes tienen unas habilidades sobre todo para toda la cuestión de los algoritmos, las pantallas, los ordenadores, etc., que ya quisiéramos nosotros. En general, los nuevos médicos están más imbuidos en la importancia del algoritmo y de la tecnología para el diagnóstico de lo que a lo mejor estábamos nosotros. Naturalmente, las inquietudes por la investigación, docencia y el ejercicio de la medicina clínica han cambiado poco. Dentro de lo que es la asistencia al paciente, la Medicina ofrece muchas posibilidades.
Después de tantos años dedicado a esta labor, ¿hay algún paciente o alguna experiencia que haya marcado especialmente su trayectoria?
Cualquier persona que tenga un ejercicio clínico de tanta duración como el mío tiene muchas experiencias, incluso yo he tenido pacientes muy mediáticos, por ejemplo con hepatitis C que me han ayudado en campañas. Lo de la hepatitis C es muy llamativo porque los médicos, sobre todo cuando tú tienes una enfermedad crónica, no curamos mucho. Es decir, tú no curas a un diabético, le mejoras su vida. Pero en el caso de la hepatitis C, que tiene un estigma, de repente te venía una señora mayor y te decía que ya le podía dar besos a su nieto o a su nieta sin que su hijo, yerno, nuera le mirasen mal y se ponía a llorar y te daba un abrazo en la consulta y te daba besos. Ese tipo de cosas son muy gratificantes y es difícil que un hepatólogo que haya tratado a 40 o 50 pacientes con hepatitis C no lo haya vivido.
La diáspora gallega está llena de historias de ida, muchas de ida y vuelta y ahora, afortunadamente, en una suerte de reverso del fenómeno, conocemos historias de "venida". Tal es el caso de los dos últimos receptores de las becas de Asomega: Everardo Díaz, ganador de la Beca Asomega-Cleveland, y la merecedora de la IV Beca de Oftalmología "Profesor García Sánchez" que organiza Asomega, Amaia Urcelay. Esta joven madrileña de origen vasco ha encontrado en Ourense un lugar idóneo donde crecer profesionalmente y para ella Galicia en su conjunto está siendo una agradable sorpresa aún en fase de descubrimiento.
¿Por qué decidiste estudiar Medicina en la Complutense, qué te convenció de esta universidad?
Tenía muy buenas referencias de la Universidad Complutense, además de ser una universidad con alto prestigio. En cuarto de carrera elegí el Hospital Clínico San Carlos dentro de la Complutense y fue todo un acierto. Fueron unos años de trabajo exigente pero recompensado con un nivel alto de aprendizaje.
¿Ya durante la carrera te interesaste por la Oftalmología? ¿En qué momento tuviste claro que ese era tu camino?
La realidad es que no tenía muy clara la especialidad que quería antes de hacer el MIR porque me gustaban varias. Fue al realizar el examen y plantearme más en serio mi futuro cuando me di cuenta de que Oftalmología era lo que quería. Siempre digo que me hubiera gustado tenerlo claro antes, porque en este momento no tengo ninguna duda de que es la especialidad más bonita que hay, y así intento transmitírselo a los estudiantes que me preguntan y que todavía no han tomado una decisión.
Desde 2022 eres residente de Oftalmología en el Complejo Hospitalario Universitario de Ourense. ¿Qué te hizo elegir esta opción?
Me habían hablado muy bien de la formación, sobre todo a nivel quirúrgico, del hospital de Ourense. Eso, y el buen ambiente del servicio, fue lo que me decantó por escoger Ourense de entre las opciones que tenía.
¿Tienes antecedentes familiares gallegos o alguna relación especial con esta tierra?
Esta pregunta me gusta porque sin tener ninguna relación familiar con Galicia acabé aquí y ahora me declaro totalmente enamorada de esta tierra y de los gallegos. Toda mi familia es del País Vasco, pero yo nací y me crié en Madrid.
¿Cómo valoras tu vida en Ourense y el paso por su hospital? ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención del carácter gallego?
Al principio el cambio impacta un poco, no te voy a mentir, pero enseguida te adaptas. Ourense es una ciudad muy acogedora y la gente te hace sentir como en casa. Ahora mismo estoy muy feliz aquí. Quizá lo que más destacaría es justo eso, el carácter gallego, con todo lo positivo que implica. Los pacientes están entregados al médico y tienen mucha confianza en él. Me siento muy cómoda en el trato con los pacientes.
La del Clínico de Madrid, ¿va a ser tu primera estancia fuera de Galicia? ¿Te plantearías hacer alguna otra, incluso en el extranjero, o no entra en tus planes?
La del Clínico de Madrid va a ser mi segunda estancia fuera de Galicia, pues estuve dos meses rotando en el Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid, fue una experiencia preciosa. También me gustaría hacer una estancia en algún centro para formarme en cirugía refractiva. En general, considero que es muy positivo y enriquecedor pasar un tiempo en otros centros, aprender de otros profesionales y conocer otras formas de trabajo, sobre todo ahora que estamos en periodo de formación.
Has mostrado interés por realizar la estancia en las Unidades de Glaucoma y Neurooftalmología. ¿Por qué estas dos en concreto?
Me gustaría realizar la estancia en Glaucoma y Neurooftalmología porque son dos subespecialidades que considero de gran interés. Querría aprovechar la oportunidad que me ofrece esta beca y el Hospital Clínico San Carlos para aprender de especialistas con amplia experiencia en estos campos. Es cierto que todavía no tengo del todo claro a qué me quiero dedicar y no cierro puertas a nada, pero es un buen momento para ampliar y consolidar mis conocimientos.
También has manifestado que el área de investigación está entre tus prioridades. ¿Te gusta más este aspecto que la práctica clínica o querrías apostar por una combinación de ambas en tu carrera?
Considero que la investigación es un pilar fundamental en el desarrollo profesional de cualquier médico, ligado esto estrechamente a la docencia y a la práctica clínica. No concibo la oftalmología ni la medicina en general como algo aislado, creo que para avanzar y ofrecer a nuestros pacientes las mejores opciones terapéuticas debemos de dedicar tiempo y potenciar la investigación así como la transmisión del conocimiento. Esto es algo que el Hospital Clínico San Carlos tiene muy presente, y lo pude conocer directamente al estudiar los tres últimos años de carrera allí.
¿Qué supone para ti la concesión de la beca?
La concesión de la beca supone para mí un privilegio. También un compromiso para sacar el máximo provecho de la oportunidad que se me brinda.
Formula tu deseo profesional más preciado.
Mi mayor ilusión sería formar parte en algún momento de un gran equipo de trabajo. De alto rendimiento, pero sobre todo con buen ambiente y con el esfuerzo de cada uno orientado a lograr grandes resultados en conjunto para nuestros pacientes.
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