Terapias dirigidas: reto que exige fondos y una organización más ambiciosa

Xosé R. Bustelo, cuyo equipo ha presentado una relevante novedad en medicina personalizada, habló en el II Encontro de Asomega de terapias dirigidas.

06/11/2022

Los estudios recientes de secuenciación del genoma de un amplio número de tumores han revelado que éstos albergan miles de alteraciones genéticas o mutaciones. El reto es identificar cuáles son importantes para el desarrollo del cáncer, lo que no es fácil porque la mayoría presentan efectos neutros. Por eso, detectar las alteraciones genéticas que sí son relevantes continúa siendo un gran reto científico.

Xosé R. Bustelo durante su intervención en el II Encontro Mundial de Médicos Galegos.

Xosé R. Bustelo durante su intervención en el II Encontro Mundial de Médicos Galegos.

Esto es lo que ha conseguido un equipo de investigación formado por científicos del Centro de Investigación del Cáncer del CSIC y la Universidad de Salamanca y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (CIBERONC), que ha identificado que una alteración genética que afecta al gen VAV1 desempeña un importante papel en tumores derivados de los linfocitos T (linfomas) y el cáncer de pulmón, dos tipos de cánceres que se caracterizan por tener tasas de supervivencia muy bajas.

El trabajo, dirigido por el iriense Xosé R. García Bustelo, ampliamente referenciado en este artículo de La Voz de Galicia, se ha publicado en la revista Molecular Oncology.

Presente y futuro de las terapias dirigidas

Precisamente el profesor Bustelo participó en el II Encontro Mundial de Médicos Galegos de Asomega con una intervención que llevó por título "Terapias dirigidas, qué tenemos y qué nos falta". En ella explicó que el abordaje racional del cáncer se inició cuando Mariano Barbacid y Eugenio Santos descubrieron en 1982 el primer oncogen.

Este fue el punto de partida para que en las últimas décadas del siglo XX "pudiésemos pasar de las terapias habituales, los citotóxicos y la radioterapia, a abordar desde un punto de vista racional el tratamiento del cáncer con fármacos contra dianas específicas". El resultado es que hoy se calcula que hay "unas 267 terapias aprobadas para diferentes tipos de tumores".

Eso sí, aún queda un rango bastante amplio de tumores que no sabríamos tratar o para los que hay que recurrir a terapias habituales al no conocerse su causa conocida o presentar alteraciones inéditas. "Es una cuestión de tiempo porque las causas desconocidas no son un agujero negro, es que aún no conocemos las mutaciones implicadas", afirmó.

Retos científicos y asistenciales

Las terapias dirigidas son una realidad pero todavía tenemos retos que abordar en este campo que, según el experto se subdividen en dos grupos: "Científicos, que eventualmente también son clínicos, y asistenciales".

Entre los primeros, la ya mencionada necesidad de identificar más mutaciones y afrontar la generación de resistencias a los tratamientos. Entre los asistenciales, hay que tener en cuenta la mayor complejidad de este escenario porque "los pacientes no se pueden analizar solo con una biopsia, hay que detectar las alteraciones moleculares y ver si puede responder a esas terapias". Para Bustelo, sería necesario que se cumplieran tres condiciones para poder implantarlo a nivel asistencial:

  • que sean coste-efectivas.
  • que haya un acceso equitativo.
  • que sea general, que se incorpore a la cartera de servicios del SNS.

El ejemplo de otros países, según Xosé R. Bustelo, nos puede dar pistas de por dónde han de ir los tiros. Así, en Francia se han creado 28 "oncopolos" donde se da servicio especializado a los hospitales de la zona, de forma que la medicina personalizada "se integra en el tratamiento de las patologías más comunes y se está creando una industria nacional que genere innovación y valor". También Gran Bretaña, que tiene una red de 13 Genomic Medicine Centres, cada uno de los cuales cubre a una población de tres a cinco millones de personas, y hay iniciativas también en EEUU, China, Alemania o Países Bajos.

Lo lógico sería "establecer centros de referencia para hacer accesibles estas tecnologías a todo el país. Se ha hecho en España en las terapias CART, para las que se han seleccionado 13 centros", explica. El gran problema, sin embargo, radica en la financiación porque los 600 millones de Francia o Gran Bretaña o los 1.500 que se destinan en EEUU al asunto están a años luz de lo que se invierte aquí, donde "la financiación oscila entre 50 y 100.000 euros por año y grupo implicado", asegura.

Para el especialista el futuro es, desde un punto de vista científico, más que prometedor, pero las circunstancias en que se ha de desarrollar el trabajo necesario para lograr esos avances no son las mejores. Asegura que "en España tenemos que implementar políticas, financiación y organización más ambiciosas a nivel del Sistema Nacional de Salud que permitan un acceso más efectivo, racional, equitativo y universal a estas nuevas terapias".