José Manuel Baltar: colaboración público-privada desde la evaluación, la medición y el control

José Manuel Baltar

“Soy un absoluto convencido de que sumando fortalezas multiplicamos resultados. Sumando la financiación pública más una gestión profesional y/o empresarial obtendremos mejores resultados en salud objetivables, medibles y percibidos”. Con esta declaración de principios arrancó José Manuel Baltar su participación en la mesa sobre gestión sanitaria del II Encontro Mundial de Médicos Galegos de Asomega, donde habló de “Colaboración público-privada: ¡¿Amigos para siempre?!”.

José Manuel Baltar

José Manuel Baltar durante su intervención en el II Encontro Mundial de Médicos Galegos de Asomega.

José Manuel Baltar es matemático especializado en Estadística e Investigación Operativa, Master en Economía de la Salud y Gestión Sanitaria, Master en Dirección Económica y Administrativa de Hospitales, y Master de Gestión Empresarial. Ha ocupado diferentes puestos en el sector público sanitario, entre ellos el de consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias entre 2017 y 2019. Actualmente es director de Operaciones de Hospitales San Roque y director gerente del Hospital San Roque Las Palmas de Gran Canaria. Ha sido también vicepresidente de Aspe (Alianza de la Sanidad Privada Española).

Para Baltar, la adecuada combinación de recursos públicos y privados en el ámbito sanitario, como en todos, ha de ir acompañada de un elemento imprescindible: sistemas de evaluación, control y medición homologables. En este sentido, se congratula del anuncio por parte del Gobierno de la creación de la Agencia Estatal de Evaluación de Políticas Públicas.

Por otra parte, constata que el debate sobre las sinergias entre la sanidad pública y la privada sigue desarrollándose prácticamente en idénticos términos a los que se observaban a finales del siglo pasado. La diferencia es que ahora “los ciudadanos, la sociedad, evoluciona con un reloj que ya no se corresponde con el de la Administración común. La realidad de nuestro entorno ya no funciona de acuerdo con la administración, no funciona al mismo tiempo, y esos relojes hay que acompasarlos”.

Como primera medida para conseguirlo, aboga por una de las reivindicaciones clásicas que se formulan en la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), a la que pertenece: “Hay que empezar a pelear duramente por la profesionalización de los gestores sanitarios”.

Añade que el éxito de cualquier iniciativa de colaboración público-privada viene determinado por tres elementos transversales: la seguridad jurídica, la transparencia y la rendición de cuentas. El problema, señala, es que “hasta el momento las decisiones han sido más fruto de la ideología que de un debate fundado que permitiera analizar de forma objetiva las virtudes, resultados y riesgos de los distintos modelos de gestión”.

Ese peso ideológico se traduce, a su entender, en una excesiva “carga de pasión, pero de una pasión negativa. La pasión constructiva suma, permite crecer. De la que hablo es una pasión que resta, divide y convierte todo en una involución. Tiene que haber un nivel ideológico y político, pero han de primar planteamientos profesionales de la gestión”, afirma.

Juan Antonio da Silva: "Los nuevos fármacos no curan la fibrosis quística, pero la mejora es radical"

Juan Antonio Da Silva

El 27 de abril se celebra el Día Nacional de la Fibrosis Quística, una de las enfermedades genéticas graves más frecuentes. Se estima que tiene una incidencia en nuestro país en torno a uno de cada 5.000-7.000 nacimientos, mientras que una de cada 35 personas son portadoras sanas de la enfermedad. De carácter crónico y origen genético, afecta a diferentes órganos y, sobre todo, tiene importantes consecuencias en los pulmones, el aparato digestivo y el reproductivo.

El lema de la Federación Española de Fibrosis Quística es elocuente respecto al alcance e intensidad de la enfermedad: "Tú respiras sin pensar... yo solo pienso en respirar".

Hablamos con el presidente de la Asociación Gallega de Fibrosis Quística, Juan Antonio Da Silva, que también lo es de la Federación Española y de la fundación que aglutina al colectivo de pacientes y a la Sociedad Española de Fibrosis Quística. Relata el proceso por el que han pasado los pacientes durante los últimos años, con la aparición de prometedores tratamientos que consiguen en muchos casos unos niveles insólitos de mejora, y comenta la iniciativa de Asomega de destinar a su asociación los fondos que se recauden en la actividad "Camino de Solidaridad" de la Feira da Saúde.

Juan Antonio Da Silva

Juan Antonio Da Silva, presidente de la Asociación Gallega de Fibrosis Quística, de la Federación Española de Fibrosis Quística y de la Fundación Española de FQ.

¿Cuál es la perspectiva actual de la fibrosis quística en España?
La fibrosis quística en general está en un momento muy cambiante para mejor. Desde hace unos seis años están llegando unos tratamientos que, si bien no curan la enfermedad, proporcionan un cambio muy significativo en su tratamiento y favorecen la evolución de las personas que pueden optar a este tipo de tratamiento.

¿En qué consisten estos tratamientos?
Hasta hace muy poco las únicas alternativas que había eran tratamientos paliativos que iban dirigidos hacia la sintomatología que generaba esta enfermedad. A grandes rasgos sería a nivel respiratorio, muchas problemas de infecciones de repetición, inflamación y un deterioro progresivo e irreversible del pulmón que en casos muy avanzados llega a necesitar un trasplante bipulmonar, y a nivel digestivo una falta de absorción de todo tipo de nutrientes que provoca una desnutrición grave. Lo que obliga a tomar suplementos alimenticios, aportar enzimas pancreáticas para que el organismo pueda absorber alimentos y otros problemas como los reproductivos.

El problema de  base de la fibrosis quística es que el cuerpo espesa todos los fluidos del organismo. Fluidos que son barrera natural, como el moco en los pulmones o el líquido con el que se transportan las enzimas del páncreas al estómago para que podamos digerir los alimentos, o los fluidos reproductivos se espesan de tal manera que deja de tener una función adecuada y se viene en contra de la propia persona. Genera problemas en diferentes órganos que son difíciles de atajar.

¿Cómo afecta exactamente a los que padecen la enfermedad?
Las personas con fibrosis quística requieren tratamientos diarios muy costosos en tiempo. Por ejemplo, una hora y media por la mañana para nebulización, fisioterapia respiratoria, antibióticos, etc. Eso estando bien. Habría que sumar los intravenosos, situaciones de exacerbación en el hospital… Además, todos los alimentos tienen que estar suplementados con enzimas pancreáticas. Y por la noche volvemos otra vez al procedimiento de fisioterapia respiratoria, nebulizaciones, antibióticos, etc. Esto es lo que hay a día de hoy para tratar la sintomatología de fibrosis quística.

Tratamientos innovadores

¿Cómo actúan los nuevos tratamientos?
Hace unos años empezaron a llegar tratamientos dirigidos a unas mutaciones muy determinadas. Hay alrededor de 3.000 mutaciones y dependiendo de ellas vas a tener una manifestación a nivel respiratorio, digestivo, reproductivo o las tres. La más frecuente es la delta F508 y es la que más afecta a todos los órganos. Empezaron a aparecer tratamientos consistentes en dos pastillas por la mañana y dos por la noche que venían a resolver el problema de base. Se ha avanzado a nivel genético y se sabe que el problema viene por el plegamiento en la célula de la proteína CFTR. Todas las células están cubiertas de muchas puertas, muchos canales de cloro que se abren y cierran para regular la entrada de cloro y sodio que lo que hacen es atraer el agua. Hacen el movimiento hacia dentro y fuera de la célula. En fibrosis quística, según las mutaciones, ese canal de cloro puede estar alojado en la pared celular, pero cerrado. Lo que hacen estos tratamientos es corregir de forma química que esa proteína sea operativa.

La primera sustancia que apareció fue el Kalydeko. Sirve solo para una mutación, la G551D, que tiene muy poca incidencia en España, unas 10-15 personas de las 3.000 que estimamos que hay. Lo que hacía esa sustancia era actuar de llave que abría todos los canales del cloro. Esas personas con afectaciones empezaron a mejorar, toda la sintomatología les desapareció por completo. Cuando vimos las primeras presentaciones de resultados en congresos nos parecía imposible porque gente con una capacidad pulmonar muy comprometida de repente tenía una capacidad del 90 o de 100.

Lo vimos con esperanza de que había una línea de investigación que ayudaba a una mutación de las 3.000 que teníamos. A los pocos años surgió otro tratamiento, Orkambi, dirigido a la mutación DF508 homozigota, que se hereda por parte de padre y madre y es la más agresiva. Aquí en España es la más frecuente, pero en no homozigotas. Sí tenemos gente con esa mutación y otra, hablamos de unas 300 personas que son homozigotas en España. Llegó ese tratamiento y teníamos las expectativas muy altas con respecto al anterior, pero quedamos un poco chafados porque no se consiguió el mismo efecto. Requiere de un plegamiento de proteína para que haya un número adecuado de canal de cloro en la superficie a nivel celular y el Kalydeko por sí solo no lo abría. Pero generaba una mejora modesta, muchísimo más de lo que podíamos esperar con los tratamientos.

Mi hija es DF508 homozigota y tenía cinco años, aunque el tratamiento solo estaba autorizado para mayores de 12. En aquel momento su situación era muy compleja, tenía estafilococo resistente en el pulmón, había desarrollado resistencia a todos los antibióticos existentes en el mercado y a la desesperada me puse a trabajar contra viento y marea para que me autorizaran acceder al tratamiento de forma compasiva y fuera de ficha técnica porque no había indicación infantil.

Fue una de las primeras niñas de su edad en recibirlo en el mundo. Tomaba la mitad de la dosis de un adulto. Le cambió la vida. Tenía solo cinco años, no había experiencia en ese aspecto pero sí que corrimos el riesgo, tanto nosotros como padres como la doctora que se lo prescribió, porque no había alternativa, y le cambió la vida: dejó de estar atada a un gotero, donde debía estar cada ocho horas con un tratamiento intravenoso con ciclos de 21 días de hasta tres antibióticos, nebulizarse, alimentarse por sonda gasonástrica… era un calvario. Empezó a tomarlo y radicalmente empezó a movilizar ese moco.

Va a cumplir 12 en unos meses y lleva desde los cinco sin ningún intravenoso, sin ningún tratamiento nebulizado antibiótico, no ha tenido ninguna exacerbación en estos seis años, ni la más leve. Le ha desaparecido la Burkholderia cepacia y el estafilococo multirresistente en el pulmón, algo que es realmente inexplicable. La molécula movilizó el moco que tenía en los pulmones y consiguió deshacerse de esas bacterias que tenía alojadas en el pulmón.

¿Una mejora completa?
La fibrosis quística está ahí, tiene que seguir haciendo su fisioterapia y su nebulización de suero salino hipertónico porque le mejoró pero no le resolvió al 100% el problema. Seguimos con problemas a nivel respiratorio porque sigue teniendo moco, también digestivos. En los primeros años tuvo intestino corto y perdió varias partes por bloqueos provocados por la fibrosis quística y hubo que operarla varias veces. A día de hoy esperamos que en breve podamos acceder a Kaftrio, que podría llegar al nivel del Kalydeko. Lo que ha hecho es coger varias moléculas potenciadoras que van dando mayor eficacia a la hora del plegamiento de la proteína FTR. Con el Kalydeko abrimos el canal del cloro. Combinando estos dos fármacos estamos consiguiendo que Kaftrio sea comparable, en este caso para personas que solo tienen una mutación.

Agilidad en la aprobación

¿Podría beneficiar al 75% de los pacientes que hay en España?
Sí. Tenemos aprobado desde el 1 de diciembre del año pasado la autorización para cualquier persona con fibrosis quística que tenga una delta F 508. Da igual la otra mutación. En el resto de Europa no ha sido así, solo se ha aprobado para un listado determinado de personas. En España hemos conseguido que el Ministerio autorice y financie el tratamiento, independientemente de la otra mutación. Está disponible para mayores de 12 años. Tenemos casos de personas que han podido acceder antes por uso compasivo y que han llegado a sacarle de lista de trasplantes.

El problema de que no esté disponible es que el tiempo que se esté sin seguir el tratamiento a lo mejor no se puede recuperar. Hemos intentado de todas las formas posibles que la Administración fuera más ágil de cara a que si hay un tratamiento innovador que da tanto beneficio no tarde tanto en hacerlo disponible. Ha habido casos en los que no se ha podido sacar a personas de la lista de trasplante y otros en los que ni el trasplante les ha salvado. Está aprobado por la FDA y la EMA, pero desde que lo aprueban hasta que llega a la persona con enfermedad no puede pasar tanto tiempo.

¿Cómo se nota este tratamiento?
La mejoría es prácticamente completa. Hablamos de gente que ha empezado a tomarlo hace meses o semanas, se aprobó en diciembre y llegó a los pacientes en enero o febrero. Pero desde la primera pastilla ya ven que pueden movilizar el moco del pulmón. Ese es el primer efecto, de movilización, porque de repente todas las células pueden regular de forma completa el agua y hay una hidratación de todos los fluidos. Ese moco se normaliza y empiezan a no tener tos, a respirar sin estar agitados, les mejora la capacidad pulmonar. Si rondaba el 80% pueden llegar a recuperar su capacidad normal. Hay una ganancia a nivel de peso y de índice de masa corporal significativa. En meses suben cuatro kilos, cuando normalmente hablamos en gramos. No es una cura pero es radical, vivimos un momento para nosotros histórico.

Ante tan buenas perspectivas, ¿cómo lo afrontan desde su organización?
Estamos en este punto del descubrimiento de moduladores que hagan funcionar el canal del cloro y lo hagan en el número adecuado para que el organismo funcione y ahora nos quedan varios retos en el colectivo. Estamos pendientes de que España y el laboratorio que comercialice este tratamiento lleguen a un acuerdo para la financiación de la indicación pediátrica para niños de 3 a 6 años. Son unos 350 de los que 100 ya están tomando Orkambi en toda España. Supondrá un salto para eliminar todas las posibilidades de deterioro en niños de forma muy precoz: en aquellos que puedan optar a ello el deterioro pulmonar se parará.

Investigación y apoyo político

Aun así, habrá que seguir con la investigación…
Kaftrio no lo arregla todo. Aunque hoy 1.400 personas pueden optar a este tratamiento en España, más los 350 niños que podrían entrar en cuanto esté la indicación infantil, más los que están con otro tipo de moduladores, nos quedaría un 30% de pacientes que no pueden optar a ningún modulador disponible. Apoyamos que la investigación busque una alternativa para que puedan tener una oportunidad.

Desde un punto de vista político y de gestión, ¿cuáles son sus principales reivindicaciones?
Hay una situación que se da en Galicia y a nivel nacional, es una reivindicación en la que insistimos desde hace años: hay hospitales que internamente, por la propia iniciativa de los profesionales, se han organizado como unidad interdisciplinar y trabajan de una forma adecuada para un seguimiento correcto de esta enfermedad. Hay que tener en cuenta que no es enfermedad de una sola especialidad, genera interacciones entre órganos y requiere que los especialistas estén coordinados, se hablen, trabajen en equipo y exista lo que se denomina una unidad interdisciplinar, donde las especialidades abordan cada caso de forma conjunta para llegar a un tratamiento adaptado a la persona. No es una enfermedad con tratamiento simple, hay que contar con todo, con los tiempos que va a necesitar la persona, con lo que se va a exigir a la persona en sí para conseguir ese objetivo y eso requiere de esa coordinación.

Hace dos años conseguimos que en el Congreso de los Diputados se leyera una declaración institucional, que requiere que todos los grupos parlamentarios estén de acuerdo, nos costó muchísimo pero la conseguimos. En esa declaración se ha plasmado nuestras demandas como colectivo y una de ellas es precisamente la necesidad de tener unidades multidisciplinares.

¿Y en el caso concreto de Galicia?
Llevamos trabajando desde hace muchos años en la asociación, que nació en el 85, y estamos tratando de conseguir una unidad de referencia en Galicia. Aún no la hay, aunque en los hospitales sí hay profesionales que lo abordan lo mejor que pueden, pero sigue sin haber un reconocimiento por parte del Sergas de que haya ese tipo de unidades. Estamos en proceso con el Sergas para que ese reconocimiento sea una realidad pronto.

Realmente lo tenemos todo, ya se lo he transmitido al consejero: tenemos buenos profesionales con conocimientos en fibrosis quística, tenemos medios, equipamiento, laboratorios especializados para hacer análisis microbiológicos, tenemos unidad de trasplante en La Coruña pero no tenemos el reconocimiento del Sergas. El resultado es que las familias cuando reciben el diagnóstico no saben a dónde dirigirse. Trabajamos para que eso se materialice porque realmente está, es cuestión de pararse, organizarlo, nombrar y reconocer dentro del sistema esos profesionales y esos hospitales que están preparado.

La asociación, en la Feira da Saúde

¿Cómo reciben la propuesta de Asomega de hacer a la asociación receptora de la ayuda?
Para nosotros ha sido una gran noticia, ya no solo por la parte económica, que también, sino por el reconocimiento, el hecho de que se reconozca a una organización de una enfermedad que dentro de las minoritarias es la mayoritaria pero sigue siendo minoritaria, lo que quiere decir que por lo menos estamos haciendo un trabajo bueno desde el colectivo para que os hayáis fijado en nosotros.

El hecho de que Asomega pensara en la fibrosis quística dentro de la multitud de enfermedades que hay a nosotros nos ayuda y nos da energía, como que vamos por el buen camino. Además, desde nuestro colectivo hemos trabajado mucho el contacto con los profesionales. Médicos y pacientes tenemos que ir de la mano. Hemos creado una fundación con la sociedad científica porque hemos visto que el trabajo hecho en estos últimos años de contacto con los médicos da buenos resultados, todos aprendemos.

Hemos podido también transmitirles cosas que a nivel profesional no se ven. Enfermedades como esta no siempre transmiten la carga psicológica o asistencial que puedes tener en el domicilio y hablando con los médicos ellos se acaban dando cuenta de lo que implica en el día a día esa carga para la familia.

Nos va a ayudar mucho en visibilización, en dar a conocer una enfermedad genética que cuanto más gente sepa lo que es mejor, porque una de cada 35 personas sanas es portadora del gen. Cuanto más se conozca podremos evitar que sigan naciendo niños con esa mutación.