Recientemente reconocido por la Real Academia Galega de Ciencias con la Medalla Ángeles Alvariño González, el profesor Francisco J. Blanco, socio de Asomega, encarna una de las trayectorias más sólidas y visionarias de la biomedicina gallega. Catedrático de Reumatología de la Universidad de A Coruña y jefe de la Sección de Reumatología Clínica y Traslacional del CHUAC, ha convertido el modelo colaborativo UDC–INIBIC–CHUAC en un referente de innovación científica y transferencia de conocimiento.
Bajo su liderazgo, el grupo de investigación GIR-S ha logrado posicionarse entre los más influyentes a nivel internacional en el estudio de la artrosis y otras enfermedades reumáticas, impulsando la integración de inteligencia artificial y big data en el diagnóstico y tratamiento personalizado.

Blanco, que dirigió el INIBIC hasta 2022, defiende una visión de la ciencia gallega basada en la cooperación y la excelencia. Desde esa perspectiva, analiza en esta conversación la evolución del sistema de investigación sanitaria en Galicia, los avances de su grupo en medicina traslacional y los retos que definirán el futuro de la reumatología. Una entrevista que muestra cómo la ciencia hecha desde Galicia puede competir al máximo nivel y anticipar los desafíos de la medicina del mañana.
¿Qué relevancia científica y profesional tiene para usted la Medalla Ángeles Alvariño González de la RAGC y cómo interpreta este reconocimiento en el contexto de la investigación biomédica gallega?
Recibir la Medalla Ángeles Alvariño González representa un honor profundo y un reconocimiento a más de tres décadas dedicadas a la investigación biomédica desde Galicia, con una proyección nacional e internacional. Esta distinción tiene un valor especial porque proviene de la Real Academia Gallega de las Ciencias, una institución que simboliza el compromiso con el conocimiento, la excelencia y el servicio a la sociedad.
Este reconocimiento pone en valor la capacidad de nuestro grupo (GIR-S) para liderar proyectos de investigación traslacional competitivos, generar conocimiento de frontera y transferirlo a la práctica clínica. Creo que también refuerza la necesidad de seguir apostando por la ciencia como motor de bienestar social y progreso económico.
El modelo colaborativo UDC–INIBIC–CHUAC ha sido un ejemplo de sinergia entre docencia, asistencia e investigación. ¿Cuáles considera que han sido los elementos determinantes para su consolidación y éxito?
El éxito del triángulo UDC–INIBIC–CHUAC radica en la colaboración estrecha y constante entre universidad, hospital y centro de investigación. Esta estructura permite un flujo bidireccional de conocimiento: desde el laboratorio hacia el paciente, y desde la práctica clínica hacia la investigación básica.
Los factores clave han sido la visión compartida, la apuesta institucional por la medicina traslacional y el compromiso personal de muchos profesionales que han entendido que los avances científicos solo adquieren sentido si repercuten en la salud de los pacientes. Además, la incorporación progresiva de nuevas titulaciones, másteres y programas de doctorado en el ámbito biomédico en la UDC ha sido decisiva para consolidar este ecosistema.
El grupo GIR-S lidera múltiples líneas de investigación en reumatología clínica y traslacional. ¿Qué avances recientes destacaría en la comprensión de los mecanismos moleculares de las enfermedades reumatológicas?
En los últimos años hemos avanzado significativamente en la caracterización molecular de la artrosis y otras enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide y la artritis psoriasis a. Gracias a estudios de proteómica, genómica y epigenética, hemos identificado biomarcadores que permiten diferenciar subtipos de artrosis y predecir su progresión, así como desarrollar algoritmos que nos ayudan a predecir la respuesta a tratamientos como el metrotexato o la terapia biológica.
También hemos descrito el papel de las mitocondrias y del metabolismo celular en la degradación del cartílago, aportando una visión más dinámica y sistémica de la enfermedad. Estos hallazgos han contribuido a situar a nuestro grupo entre los referentes internacionales en osteoartritis y biología del condrocito, y abren la puerta a tratamientos más personalizados y preventivos.
Usted ha incorporado herramientas de IA y análisis masivo de datos a sus proyectos. ¿Podría explicar cómo estas tecnologías han mejorado la estratificación de pacientes y la predicción de la progresión de la artrosis?
La inteligencia artificial y el análisis masivo de datos han transformado nuestra forma de entender y estudiar la artrosis. Gracias a algoritmos de aprendizaje automático hemos podido integrar datos clínicos, genómicos y proteómicos para construir modelos predictivos de progresión y respuesta terapéutica.
Por ejemplo, proyectos como REMRABIT-PLUS, financiado por el Instituto de Salud Carlos III, o el instrumento DITOBA financiado por GAIN de la Xunta de Galicia, utilizan IA para validar algoritmos que predicen la remisión o evolución de pacientes con artritis reumatoide y el riesgo de padecer osteoartritis de rodilla. Estas herramientas nos permiten pasar de un enfoque poblacional a uno individual, clave para la medicina personalizada.

¿Cómo valora la capacidad de la investigación gallega para competir en redes europeas y proyectos colaborativos internacionales en biomedicina?
La investigación gallega ha mejorado en las últimas décadas y esta demostrando una capacidad creciente para integrarse y liderar consorcios internacionales. Desde Galicia participamos activamente en proyectos europeos como IMI-APPROACH, en colaboración con grandes universidades y centros de investigación.
Contamos con un tejido de investigadores con reconocimiento internacional, sin embargo necesitamos mejorar las infraestructuras científicas de alto nivel dotándolas con equipamiento de última generación. Si conseguimos mantener el apoyo institucional y financiero, Galicia puede consolidarse como un nodo de referencia en medicina traslacional y biotecnología sanitaria a nivel europeo. Para ello es necesario seguir apoyando y reforzando los institutos de investigación sanitaria como el INIBIC.
Usted fue director científico del INIBIC hasta 2022. ¿Cómo valora la evolución del sistema gallego de institutos de investigación sanitaria y su aportación al fortalecimiento del ecosistema biomédico nacional y su proyección internacional?
El sistema gallego de institutos de investigación sanitaria ha evolucionado de forma muy positiva en la última década. La acreditación del INIBIC por el Instituto de Salud Carlos III fue un hito que marcó un antes y un después en la consolidación de un modelo de investigación clínica y traslacional en el Área sanitaria de A Coruña y Cée.
Durante estos años el INIBIC se convirtió en un centro de referencia en España, integrando la investigación básica y clínica, y estableciendo colaboraciones con centros nacionales e internacionales. Creo que la red gallega de institutos está contribuido decisivamente al fortalecimiento del ecosistema biomédico español y a proyectar la ciencia gallega más allá de nuestras fronteras.
En su experiencia docente y de mentoría, ¿qué competencias considera esenciales para las nuevas generaciones de investigadores en reumatología traslacional?
Más allá de la excelencia técnica, las nuevas generaciones necesitan desarrollar una visión integradora y multidisciplinar, combinando la biología molecular con la clínica y el análisis de datos.
También considero esenciales la curiosidad científica, la ética, la resiliencia y la capacidad de trabajar en equipo y en entornos internacionales. Hoy la ciencia es colaborativa, global y basada en la innovación abierta. Por eso, formar investigadores con pensamiento crítico y sensibilidad hacia el paciente es, para mí, la clave del futuro de la reumatología traslacional.