La Asociación de Médicos Gallegos (Asomega) ha celebrado en el Centro Gallego de Madrid un emotivo acto de reconocimiento a dos de sus grandes referentes: los doctores Aniceto Charro y Francisco Ruza, primeros presidentes de la entidad y figuras clave en su historia. Ambos han sido distinguidos con el título de Médicos Hipocráticos, un reconocimiento que pone en valor su trayectoria profesional y humana.
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En la ceremonia, cargada de emoción y cercanía, el actual presidente de Asomega, Julio Ancochea, centró su discurso en reivindicar la vigencia del legado hipocrático como brújula para una Medicina más humana. Citando al propio Hipócrates —“Donde hay amor por la Medicina, hay amor por la humanidad”—, Ancochea recordó que ese principio se cumple plenamente en la vida y obra de los nuevos médicos hipocráticos: “Han hecho de su práctica médica un espejo en el que el resto tratamos de asomarnos para ser mejores médicos y, sobre todo, mejores personas”.
Del doctor Aniceto Charro, presidente de honor de Asomega, destacó su carácter afable y su permanente implicación en la asociación. Aunque no pudo asistir al acto por motivos de salud, fue recordado con un vídeo homenaje y con la presencia de sus hijos Pablo y Juan, que recogieron el reconocimiento en su nombre. “El doctor Charro, alma y motor de Asomega, es hoy su presidente de honor, una consideración que detenta con orgullo y responsabilidad”, subrayó Ancochea.
Sobre Francisco Ruza, Ancochea puso en valor su compromiso institucional, su liderazgo clínico y su sensibilidad creciente hacia los aspectos humanistas de la Medicina. “Tras ser durante la mayor parte de su trayectoria una autoridad clínica y académica en cuestiones técnicas, derivó a una apuesta por líneas de investigación humanistas”, destacó el presidente, quien también reconoció en él una referencia constante de apoyo y cercanía para la organización.
El acto sirvió también para recordar con gratitud a los socios fundadores de Asomega, especialmente a los que ya han fallecido, y para reforzar los lazos con el Movimiento Hipocrático.
Su cofundador, el doctor Nikos Kastanos, hizo una crucial distinción conceptual: "Hipócrates no hablaba de 'curación' sino de 'sanación'. El que cura, cura el cuerpo. Sanar quiere decir establecer a la persona en lo que es: cuerpo, espíritu y mente". Y concluyó de forma tajante: "El médico tiene que ser excelente en las dos cosas: en la ciencia y en el humanismo. Si es solo ciencia, no es médico completo", y recordó que "acompañar al paciente es parte esencial de nuestro oficio".
Homenaje al doctor Francisco Ruza
Francisco García Río, director médico del Hospital La Paz de Madrid y vicepresidente de Asomega, presentó al profesor Ruza, al que calificó como "uno de los maestros de la pediatría europea". Destacó su labor en "la creación de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital La Paz, una unidad que ha marcado un antes y después" y subrayó que "generó una escuela de especialistas que hoy son líderes en este campo".
El galardonado Francisco Ruza agradeció "esta distinción que valora no solo los aspectos científicos, sino los humanos" y reflexionó: "El médico es el único profesional que trata seres humanos. Si no atendemos cuerpo y alma, no sanamos, solo ponemos parches".
Desde su experiencia en pediatría, compartió que "en cuidados intensivos, el niño debe ser el centro. La tecnología es importantísima, pero no puede ser el fin. Los médicos jóvenes se fascinan con los aparatos, y ahí está el peligro".
El homenajeado concluyó con un mensaje esperanzador: "Este reconocimiento viene para compensar esa impronta tecnológica, para equilibrarla. Ambas dimensiones son compatibles, como lo fueron en tiempos de Hipócrates. Por eso agradezco al Movimiento Hipocrático esta distinción que nos devuelve a lo esencial".
Reconocimiento al doctor Aniceto Charro
El doctor Miguel Carrero, amigo de los dos galardonados, destacó de ambos su procedencia de la escuela médica compostelana, "A Fonte Limpa", que hizo de la medicina hipocrática una práctica habitual en la facultad de Santiago y en sus discípulos, como los ahora nombrados médicos hipocráticos.
Por su parte la profesora Julia Buján destacó en su laudatio que "el profesor Charro se define a sí mismo como santiagués, galleguista y médico. Tres sencillas palabras que nos sirven para descubrir a una persona extraordinaria".
Y cerró su intervención asegurando que "Tito Charro es la fuerza de la naturaleza en sí mismo. Un ciclón que arrastra conocimientos y pasiones. Si Hipócrates estuviese aquí, sonreiría al ver cómo sus enseñanzas no fueron en vano".

Momento de la entrega a Francisco Ruza de su reconocimiento como médico hipocrático. A la derecha Nikos Kastanos, cofundador del Movimiento Hipocráticos, y a la izquierda el presidente de Asomega, Julio Ancochea.