La segunda mesa de la jornada Visionarios 2025, que contó con la colaboración de Asomega, abordó la vacunación en el enfermo respiratorio crónico con un diálogo rico, multidisciplinar e interconectado que fortaleció el sentido de urgencia para proteger a un colectivo vulnerable.

José Javier Castrodeza, María Fernández Prada, Marta Hernández Pérez y José María Eiros.
El moderador, José María Eiros, director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid y vicepresidente de Asomega, afirmó que “la pandemia ha revolucionado la vacunología con avances como las vacunas de ARN mensajero, abriendo una puerta hacia inmunizaciones más personalizadas y combinadas”. Subrayó la necesidad de adaptar vacunas a poblaciones pluripatológicas y destacó el reto comunicativo frente a la desconfianza, llamando a un lenguaje claro y empático. “No se trata solo de vacunar, sino de convencer y acompañar,” recordó.

José María Eiros, vicepresidente de Asomega.
Precisamente, José Javier Castrodeza, jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, complementó esta visión clínica, subrayando que “la vacunación no solo previene la infección, sino las formas graves y sus complicaciones, como eventos cardiovasculares en pacientes con comorbilidades”. Su apelación fue clara: “La evidencia científica que tenemos hoy debe ser el pilar para promover una mayor cobertura”.
También hizo énfasis en la transformación que ha vivido la vacunología tras la pandemia, apuntando que “el boom de plataformas de ARN mensajero ha impulsado una revolución, pero el verdadero reto está en lograr que las vacunas lleguen a quien las necesita, con recalibración de estrategias y comunicación eficaz”.
Destacó que el envejecimiento de la población pluripatológica hace imprescindible diseñar vacunas que se adapten a estas nuevas necesidades, sin perder de vista que “la globalización y el cambio climático nos enfrentan a exposiciones cambiantes que complican el manejo epidemiológico”. Recordó que los colectivos vulnerables no se limitan a los mayores, sino que hay grupos intermedios con factores de riesgo específicos que requieren una vacunación más personalizada y estratégica.

José Javier Castrodeza, jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.
Marta Hernández Pérez, coordinadora del Área de Microbiología y del grado de Biomedicina de la Universidad de Valladolid, aportó la dimensión tecnológica clave, explicando cómo la secuenciación genómica viral permite una respuesta rápida y efectiva ante la aparición de variantes nuevas. “Esta capacidad de anticipación nos coloca a la vanguardia, transformando la vigilancia epidemiológica en tiempo real y facilitando la actualización dinámica de las vacunas”, destacó.
Subrayó que estas innovaciones complementan y refuerzan el impacto clínico señalado por Castrodeza, construyendo un sistema integral y adaptativo.

Marta Hernández Pérez, coordinadora del Área de Microbiología y del grado de Biomedicina de la Universidad de Valladolid.
Desde el ámbito clínico, María Fernández Prada, responsable del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Vital Álvarez Buylla (Asturias), subrayó que “aunque la cobertura vacunal en profesionales alcanzó puntos máximos durante la pandemia, ahora enfrentamos el desafío de sostenerla”. Advertía sobre “el reduccionismo en la percepción pública que limita a las vacunas a prevenir solo la infección, ignorando su eficacia en reducir hospitalizaciones y muertes”.
Además, llamó a desmontar ideas erróneas y superponer un mensaje basado en evidencias claras: “Las vacunas no solo previenen la infección, sino que reducen la gravedad, las complicaciones y la carga hospitalaria.” Resonó junto a esta idea la necesidad de que los profesionales sanitarios sean formados para comunicar esos mensajes de manera eficaz, contribuyendo a superar la reticencia y el escepticismo.

María Fernández Prada, responsable del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Vital Álvarez Buylla (Asturias).
En conjunto, la mesa dejó claro que la vacunación en pacientes respiratorios crónicos es un proceso que va mucho más allá de la inmunización, integrando avances científicos con comunicación efectiva, adaptación clínica y estrategia política, para afrontar la complejidad y diversidad de esta población.
Solo si estos elementos convergen se logrará una prevención efectiva, equitativa y duradera que mejore la salud y calidad de vida de quienes más lo necesitan.