Un equipo del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) ha demostrado que la carga glucémica de los alimentos —la combinación del índice glucémico y la cantidad de hidratos de carbono ingeridos— es un predictor sólido de las subidas de glucosa tras las comidas, incluso en personas sin diabetes. El estudio, publicado en la revista JAMA Network Open, no solo valida este indicador fuera del laboratorio, sino que ofrece nuevas pistas para recomendaciones dietéticas personalizadas.

Juan Sánchez Castro, jefe de Servicio del Centro de Atención Primaria de A Estrada; Mar Calvo Malvar, especialista en Análisis Clínicos del Hospital Clínico Universitario de Santiago; Carmen Fernández Merino, Médico de Familia en el Centro de Atención Primaria de A Estrada; y Francisco Gude Sampedro, Médico de Familia en el Centro de Atención Primaria Concepción Arenal y coordinador del Área de Plataformas y Metodología del IDIS.
La investigación, realizada por el grupo de Metodología de la Investigación del IDIS junto a bioestadísticos de las universidades de Santiago y Harvard, analizó a 514 adultos de A Estrada, cuyo centro de salud participó activamente en el estudio, monitorizados con sensores de glucosa continua durante una semana, recopilando más de 1,3 millones de mediciones. Uno de los datos más llamativos es que por cada aumento de 10 unidades en la carga glucémica de la comida, los niveles posprandiales de glucosa suben hasta 1,3 mg/dL (IC 0,8-1,8). El estudio también revela cómo cada década adicional de edad se asocia con incrementos de entre 1,9 y 3,5 mg/dL en los valores de glucosa tras las comidas, mientras que un punto extra de índice de masa corporal (IMC) se traduce en un alza de hasta 0,7 mg/dL después del desayuno.
Las respuestas glucémicas no solo dependen de qué se come, sino también de cuándo. Las comidas del mediodía y la noche provocan elevaciones más intensas y prolongadas, con picos a los 70 minutos, frente a los 50 minutos del desayuno.
Los hombres suelen mostrar subidas menores que las mujeres tras almuerzo y cena, con diferencias de hasta 4,6 mg/dL, y además, un incremento del 1% en la HbA1c eleva la glucosa posprandial hasta en 12 mg/dL. "La carga glucémica había mostrado ser un buen predictor en entornos experimentales, pero faltaban evidencias en contextos reales", explica Mar Calvo, especialista en Análisis Clínicos del Hospital Clínico Universitario de Santiago y primera autora del trabajo. Así, estos resultados revelan por qué la misma comida puede provocar respuestas metabólicas distintas según la persona y la hora del día.
"La carga glucémica es un predictor válido en condiciones cotidianas, y una herramienta útil para avanzar hacia dietas más precisas y personalizables", subraya el coordinador del estudio, Francisco Gude Sampedro, médico de familia y responsable del Área de Plataformas y Metodología del IDIS. Estos hallazgos abren la puerta a estrategias de prevención y recomendaciones dietéticas adaptadas, que tengan en cuenta tanto el tipo de carbohidrato como el momento de consumo y las características individuales.
El estudio, liderado por IDIS, surgió como trabajo de fin de grado del investigador predoctoral Alfonso Nahúm Benítez Calvo y reunió a profesionales de atención primaria, especialistas hospitalarios y matemáticos. El artículo completo, “Age, Sex, BMI, Meal Timing and Real-World Glycemic Responses to Meal Glycemic Load”, se puede consultar en JAMA Network Open y consolida el papel de la investigación gallega en nutrición y metabolismo real.